A veces uno acude a una cita gastronómica con la sensación de que algo no va a ir bien, que el sitio o el lugar -incluso el staff– van a deparar alguna sorpresa inesperada. Esa mala predisposición no siempre responde a la lógica egocéntrica de quien se cree un ‘sabelotodo’ de la gastronomía o se considera a sí mismo como un ‘reputado crítico gastronómico’. Pudiera ser también que el origen de esa inquietud negativa o desazón tuvieran su explicación en mi reciente viaje a La Provenza, uno de esos pocos sitios que ocupan la ‘pole’ en cuanto al buen comer se refiere. Cuando uno echa el ancla en el restaurante marsellés Chez Jeannot (ubicado en el pequeño puerto conocido como Vallon des Auffes) y se deja llevar por el superlativo sabor de la mejor bullabais (algo así como una versión de lujo de lo que en España se conoce como sopa de pescado), ni el mejor caviar ni el mejor champán pueden hacer sombra a una estampa de tal magnitud. Mi visita a Caldo -restaurante de tapas cercano a Queens Park– se produjo tan sólo un día después de mi estancia en el sur de Francia y quizá entiendan el porqué de mis dudas.
[pullquote]Aunque la oferta de buenos locales de la coqueta Salusbury Road de Londres brilla por su ausencia, la presencia de este brit-basque restaurant revaloriza el estatus gastronómico de Queens Park[/pullquote]
¿No quieres Caldo? Pues toma dos tazas
Aunque la oferta de buenos locales de la coqueta Salusbury Road de Londres brilla por su ausencia, la presencia de este brit-basque restaurant revaloriza el estatus gastronómico de Queens Park. Situado a escasos metros de la estación de metro, Caldo encaja perfectamente con esa clase de locales que te facilitan la vida en esas ocasiones en las que la duda de qué comer acecha implacablemente. ¿A nadie le ha pasado que después de ojear la carta durante 15 minutos no sabe lo que va a pedir? ¿Carne o pescado? En caldo, les digo, déjense aconsejar. Y aprovechen esos 15 minutos de lucha con su paladar para recrearse con una copita de fino. Lo que viene después bien merece ese tiempo de liturgia para disfrutar de una cocina que sorprende por su variedad pero también por la extremada buena ejecución de sus platos.
La compañía no podía ser mejor. Mi amigo Alfonso -un superdotado de la vida- me miraba complaciente ante la avalancha de manjares que no cesaban de llegar vía la cocina. Unas excelentes croquetas de jamón fueron tan sólo el inicio de una noche inolvidable: hígado de pollo salteado con pan y sherry (del 1 al 10… le dimos un 11!); escalopes a la plancha con tomate y albahaca; cordero asado con lentejas (nunca me gustó el cordero de este país pero tengo que decir que éste estaba de muerte); pescadilla rellena de olivas y jamón serrano (otro de los platos de 11 puntos) o tortilla de patatas con guisantes (quizá, el único ‘pero’. Con pimientos o con puerro vale, pero no con guisantes) fueron algunas de las extraordinarias tapas con las que nos agasajaron los chicos de Caldo. Con razón la Guía Tatler lo incluye como uno de los mejores restaurantes de tapas de la ciudad o con razón la mayoría de opiniones de clientes de TripAdvisor lo recomiendan. Aunque el lugar podría pasar por cualquiera de los cientos de bistros que proliferan por Londres, un cartel de una corrida de toros y algún que otro cuadro de España –más o menos acertado- recuerdan que en Caldo se hace comida española. Y de la buena.
Más información:
Caldo Bar and Kitchen
79 Salusbury Road,
Londres, NW6 6NH
Teléfono: 0207 604 4484