Los musicales británicos siempre se han caracterizado por su gran calidad. Muchas de sus producciones se han trasladado con éxito a Broadway (‘Billy Elliot’, ‘Matilda’, ‘Les Misérables’…) e incluso han llegado al mundo entero (‘The Phantom of the Opera’, ‘Miss Saigon’…). Pero algo inusual está sucediendo en la cartelera londinense. Las nuevas producciones, musicales nuevos originales, tienen más dificultades para ganarse el público que los clásicos que llevan años en cartel –o los revival–, o que las grandes superproducciones de Broadway que vienen a Londres. Lo que es una lástima, ya que un musical como Made in Dagenham, un grata sorpresa para los espectadores, acaba por ser un fracaso y cerrar en el Adelphi Theatre tras solo 6 meses de funciones.
Probablemente el error de ‘Made in Dagenham’ es que no es un musical conocido, es nuevo, inspirado en una película basada en hechos reales. Aunque tenga en cartel a la famosa estrella del cine Gemma Arterton para captar público, parece ser que no ha sido suficiente. Quizás el público optará más por lo seguro, preferirá ver ‘The Phantom of the Opera’ y se perderá este espectáculo, que es tan grande como el clásico de Andrew Lloyd Webber.
‘Made in Dagenham’ es un espectáculo que está basado en una película británica (estrenada en 2010 y protagonizada por Sally Hawkins), que a la vez está inspirada en hechos reales. Escrito por Richard Bean y con música de David Arnold (sorprende que una historia tan feminista sea creada por hombres), el espectáculo cuenta con Gemma Arterton y otras estrellas del West End como Adrian der Gregorian, Sophie-Louise Dann, Isla Blair, entre otros.
Esta obra está inspirada en hechos reales, que ocurrieron en Dagenham, en el este de Londres, en 1968. Las chicas de la fábrica Ford, que se encargaban de coser los asientos de los nuevos coches, decidieron empezar una huelga contra la discriminación sexual que sufrían. Después de que su trabajo fuera valorado como no profesional, alzaron su voz para ser respetadas y cobrar igual que los hombres. Su lucha es importante que sea recordada, ya que cambió el Reino Unido y, por lo tanto, Europa en lo que se refiere a derechos civiles.
En la película y en la obra, la protagonista, Rita O’Grady se ve afectada por la discriminación sexual que sufre. Debe trabajar muchas horas, cuidar de los hijos y estar pendiente de su marido. La frustración de ser considerada de segunda clase, sin tener en cuenta tanto trabajo y esfuerzo, la lleva a manifestarse y a liderar la lucha de sus compañeras y de todas las mujeres en general. Es curioso que en la obra se ve cómo es un poco empujada a ocupar ese rol por la presión del entorno, que confían en ella para ser líder. Es un personaje ficticio, pero totalmente creíble, que representa cualquiera de las mujeres que lucharon en 1968.
Gemma Arterton lleva a cabo un trabajo espectacular interpretando a Rita O’Grady. No es fácil, ya que el personaje se transforma en las 2 horas y medias de espectáculo. Pasa a ser una mujer conformista, alegre con su marido y sus hijos, a una luchadora y una líder, con un cambio psicológico y emocional importante. La actriz es la primera vez que realiza un musical y supera las expectativas con creces. No es que tenga una voz muy destacable, pero suena bien en las canciones. Todo el cast tiene un enorme talento, con gran capacidad para entretener, hace reír, emocionar y con voces brutales. Hay que destacar Emma Lindars o el ‘In An Ideal World’ de Sophie-Louise Dann, entre otros.
Las canciones son todas pegadizas y uno se enamora de ellas viendo el espectáculo. No es que tengan nada en especial, son canciones pop, algunas con toques que recuerdan los 60, pero no demasiado. Sobre todo las canciones en grupo suenan muy potentes, especialmente recordado ‘Everybody Out’, para acabar el primer acto y donde todas las chicas se animan a llevar a cabo la manifestación, con la mirada incrédula de todos los hombres de la fábrica. Los productores han anunciado que pronto se publicará el Original London Cast, la mejor forma de poder recordar el musical gracias a su banda sonora.
La producción de ‘Made in Dagenham’ no tiene nada que envidiar de otros espectáculos del West End. El escenario recordaba la fábrica de Ford, con partes de coches colgando por todos lados. Los decorados son todos muy bonitos y efectivos, desde la fábrica hasta la casa de la familia O’Grady o el despacho del primer ministro Harold Wilson. El vestuario también está muy adecuado a la época que se representa. El diseño ha contado con una merecida nominación para los Olivier Awards, que se celebrarán el próximo 12 de abril.
‘Made in Dagenham’ es un musical positivo, optimista, muy gracioso, con personajes entrañables y grandes canciones con grandes voces. Es un espectáculo inspirador, con una historia de lucha y de derechos sociales, siempre tan importantes. Se dice que es el nuevo ‘Billy Elliot’, ya que los personajes también se encuentran en una huelga que fue real. Pero en este caso se ganó. Es una lástima que su última función sea el próximo 11 de abril. Hay que apoyar los nuevos musicales, los Off-West End incluidos, para que se sigan realizando producciones innovadoras y tan sorprendentes como esta.
El Adelphi Theatre cerrará durante unas semanas cuando ‘Made in Dagenham’ finalice su estancia el 11 de abril. Todavía se desconoce si se realizará alguna gira en el Reino Unido. Sería ideal, para que así su vida sea un poco más larga y otras ciudades puedan conocer la historia de las chicas de Essex. En agosto llegará desde Broadway el musical con canciones de Cyndi Lauper ‘Kinky Boots’, seguramente será un éxito como ya lo ha sido en Nueva York.