Alcohol, drogas, sexo, vacaciones, desenfreno… Estos son algunos de los ingredientes que conforman la receta del “todo vale” y que hacen que la localidad mallorquina de Magaluf haya sido noticia prácticamente cada día en las últimas semanas. La gota que ha colmado el vaso de este turismo de All you can drink es la multa de 55.000 euros y el cierre durante un año del conocido bar de la ciudad donde se hacían felaciones a cambio de alcohol. El Ayuntamiento de Calvià ya notificó que iba a investigar este tipo de comportamientos por encontrarlos perjudiciales para la marca de la ciudad. El establecimiento en cuestión –Playhouse– y los responsables de la empresa –Carnage Magaluf– tendrán que pagar la multa por determinación de un delito de práctica sexual.
El Ibérico ha podido hablar esta semana con el fotógrafo mallorquín Javier Izquierdo, quien ha dedicado tres veranos a inmortalizar con una cámara desechable lo que pasaba en esa zona de la isla. Los excesos, las felaciones por copas, el sexo desenfrenado, las drogas y el alcohol sin control alguno, por parte de los guiris que decidían pasar allí sus vacaciones.
El turismo de borrachera inglés invade Magaluf
La Union Jack –bandera de Reino Unido- ondea en muchos de los balcones de los hoteles de la ciudad manifestando la procedencia de los que allí se divierten, pero esto no es una moda. “Es un espacio que desde que existe ha sido foco de turismo de bares, noches, alcohol, playa, sexo y borracheras”, sentencia el fotógrafo que durante tanto tiempo ha captado lo que allí sucedía.
[pullquote]Los responsables de Playhouse tendrán que pagar una multa 55.000 euros y el cierre del local durante un año[/pullquote]Las fotografías de estas fiestas desenfadadas tenían que ser mostradas, por lo que la galerista de Izquierdo, Victoria Aguiló, decidió que siguiera su trabajo para exponerlas en La Real, su galería, bajo el título #passionformagalluf. El nombre de la muestra se eligió en referencia a la campaña de #passionforpalma, que había llevado a cabo el ayuntamiento de la isla, “para mostrar la cara B de la imagen de esta zona, que quizá se esconde”, explica Izquierdo.
El fotógrafo se había dedicado durante muchos años a realizar instantáneas de calle, por lo que encontraba en Magaluf muchas similitudes con lo que hasta el momento había hecho. “La calle es un medio que controlaba y me sentía cómodo en ella, ahí paseaba, observaba y disparaba”, comenta sobre cómo se preparaba para hacer las fotografías. Izquierdo asegura que pasaba ratos muy duros y pesados, pero que de vez en cuando lograba sacar una buena fotografía. Además, recalca que todo ese cansancio y lo que debía aguantar merecía la pena. “Es difícil trabajar en un espacio en donde se te menosprecia y sientes que no eres del todo bienvenido”, explica.
[pullquote]Los desfases y excesos de Magaluf llevan sucediéndose durante muchos años aunque la noticia haya estallado hace poco[/pullquote]Los desfases de Magaluf llevan sucediéndose durante muchos años aunque la noticia haya estallado hace poco. La muestra en la galería provocaba, al principio, un poco de incredulidad, sorpresa y vergüenza al mismo tiempo. “La gente veía la realidad desnuda y sin ninguna reserva”, asegura el artista mallorquín. Las imágenes muestran la realidad de la manera en la que Izquierdo la ve, y pretenden documentar un espacio en donde la gente va a evadirse de su realidad cotidiana, pero de una manera desenfrenada.
Las fotografías están tomadas con cámaras desechables de negativo que se pueden comprar por el módico precio de tres euros. Esto es debido a que él tenía que infiltrarse entre los turistas y pasar desapercibido entre los participantes de la fiesta. “El hecho de hacer fotos con esa cámara hacía que me viesen como un freak porque cuando me preguntaban el por qué de las fotos y les decía que estaba haciendo un reportaje, todos se reían al ver la cámara que llevaba”, afirma el autor recordando sus días de trabajo en la isla.
Preocupa el trato de la mujer en las fiestas de Magaluf
La fiesta y los excesos en Magaluf también abren el debate sobre la sexualidad, el machismo y la utilización de las mujeres. El punto de vista de Izquierdo es totalmente contrario a que los españoles sean más respetuosos con las mujeres que los británicos, a pesar de lo que ocurre en estas concentraciones. “España, a mi modo de ver, es un país enormemente machista y la sexualidad se sigue viendo con una importancia y miedo que en Inglaterra no se ve”, asegura. Además, añade que en la isla los hombres pasaban al lado de mujeres prácticamente desnudas y las mujeres no se sentían desprotegidas o vulnerables. “Yo creo que en Inglaterra la sexualidad es algo más natural y sin la importancia, ni los tabús, que en España aún perviven”, subraya.
[pullquote]“El que hiciera las fotografías con una cámara desechable hacía que me vieran como un freak, y se reían de mí por hacer un reportaje así”[/pullquote]El propósito del artista era que las fotografías fueran como las que los guiris se llevan para poner en sus álbumes, por lo que quería utilizar sus propios medios y documentar los excesos y la realidad de esa manera. “En Magaluf hay infinidad de fotos que hacer, pero pasados los tres veranos que estuve haciendo balance, consideré que lo que quería contar ya lo hacían las fotos que tenía”, analiza.
A lo largo de estos tres años, Izquierdo ha visto situaciones muy dramáticas. Una de las que recuerda con mayor intensidad es la que le sucedió a una madre que fue a la ciudad a buscar a su hijo de 18 años. Él había ido de fiesta con sus amigos y tras una semana de excesos, éstos vieron que el joven tenía un comportamiento muy raro por lo que avisaron a su madre. La mujer llegó a Magaluf sin conocer el idioma y sin saber muy bien lo que allí iba a ver. El fotógrafo decidió ayudarla a buscar a su hijo. Cuando lo examinaron, los médicos le diagnosticaron un brote psicótico debido a todo lo que había tomado y la falta de descanso.