Los archipiélagos y Andalucía salvan el turismo español que se resiente en el resto de Comunidades Autónomas durante el primer trimestre del año
Sol, playa, toros y flamenco. Son nuestros tópicos. La idea de limitar la visión de España bajo el espectro de cuatro conceptos vagos y generales tiene sus pros y sus contras. Por un lado, se podría argumentar que las generalizaciones empobrecen la riqueza y diversidad cultural del país además de quedarse lejos de definir a la sociedad española en conjunto. Sin embargo, también es posible encontrar la otra cara de la moneda. En tiempos de crisis, la idea de España como país al que venir a descansar, ponerse moreno (o rojo como una gamba) y comer paella parece que sigue dando frutos y atrayendo adeptos. Las cristalinas aguas de Ibiza son una de las grandes atracciones turísticas.
Tres millones de personas disfrutarán de nuestro sol. No se trata del número de habitantes de una gran ciudad, sino de la cantidad de británicos que visitará las islas Baleares a lo largo de la presente temporada turística. Así lo ha indicado Ignacio Vasallo, el director de la oficina de Turismo Española en Londres. Vasallo ha afirmado que se trata de una previsión esperanzadora para la industria turística española ya que es una cifra «muy similar» a los 3,2 millones de turistas que visitaron las islas antes de que comenzara la crisis económica en 2007. Si bien el incremento de británicos repercutirá positivamente en la salud turística de las Baleares en general, Vasallo ha especificado que el del 2011 será el «verano de Palma de Mallorca», y es que de todos los destinos que se ofertan en el mercado británico éste es el que «más crecerá y el que más repercusión mediática tendrá».
En cuanto a las causas que favorecerán este incremento de turistas británicos en las Baleares, Ignacio Vasallo ha apuntado que «el impuesto de salida para viajar a España es de 12 libras, mientras que aumenta hasta las 60 libras en otros destinos alternativos». Exactamente lo mismo ocurre en el caso del suplemento al precio del combustible aplicado en los aeropuertos; mientras que «al turista británico se le aplica una tasa que ronda las 8 libras por volar a España, otros competidores directos la elevan a más de 20 libras». Además, Vasallo ha resaltado que otro importante motivo del aumento del turismo en Baleares se centra en la «sucesión de hechos negativos y revolucionarios» que están teniendo lugar en países como Túnez o Egipto, competidores directos de España a nivel turístico.
Canarias, una vez más
No sólo hay cifras positivas para los destinos de Baleares. Una vez fuera del archipiélago mediterráneo se puede afirmar que la totalidad de turistas recibidos por España ha sido ligeramente superior durante el primer trimestre de 2011 en comparación al mismo periodo en 2010. Según datos ofrecidos por el Instituto de Estudios Turístisco (IET), España ha recibido 9 millones de pernoctaciones, lo que supone un 2,9 % más que el año pasado.
Para interpretar este resultado hay que tener en cuenta que en 2010 el periodo vacacional de Semana Santa comenzó en marzo, mientras que en 2011 ha tenido lugar íntegramente en abril. A pesar de la temida caída del sector debido al llamado «efecto Semana Santa», la entrada tardía de la Semana Santa no ha supuesto un descenso en el número de llegadas, sino por el contrario un crecimiento cercano al 1% en el mes de marzo. Datos positivos que marcan la diferencia con respecto a otros años en los que se dio esta misma situación.
Esta ligera subida se debe a la supremacía turística de las Islas Canarias como destino dentro del turismo internacional, así como a la leve recuperación del número de visitantes extranjeros recibidos por Andalucía. El resto de CC.AA., incluidas Madrid y Barcelona, han visto caer el número de pernoctaciones en sus hoteles en porcentajes que oscilan entre 2% y el 5%. Las Canarias, sin rival posible, acaparan una vez más todo el protagonismo y acumula el 28,2% de las llegadas. De los 9 millones de turistas que recibió España en el primer trimestre del año, el 20,2% procedía de Reino Unido, seguidos de turistas alemanes y franceses que suponen un 16,3% y 14,1%, respectivamente. Una vez más el turismo de sol y playa salva las cifras del sector industrial más potente de España.
No obstante, esta extrema dependencia de España hacia este tipo de turismo de costa acarrea problemas de competitividad para la industria nacional. Hace unos días se celebró en Madrid el VII Foro Hoslteltur, que reúne a los principales empresarios del sector turístico español. En él los empresarios achacaron el descenso de competitividad a que, durante las últimas décadas, España ha focalizado su turismo únicamente al segmento de «sol y playa», olvidando destinos alternativos como los del interior peninsular. En este sentido, el vicepresidente y consejero delegado de Sol Meliá, Gabriel Escarrer, indicó que «ha quedado demostrado que la fórmula de sol y playa no es suficiente para competir». En su opinión es necesaria la aplicación de reformas en los destinos «obsoletos» que emergieron en los años 50 para poder relanzarlos como destinos atractivos.
Obsoletos o no, da la sensación de que los tópicos siguen figurando como la mayor atracción turística, al menos para el mercado británico. Ya sea por la relativa cercanía, la búsqueda del buen tiempo, el disfrute de las playas y el sol o el eterno amor a la paella. Lo cierto es que los ingleses son el colectivo con más peso en cuanto a visitas internacionales a España se refiere y, por ende, el que más dinero se deja en el país.