Cuando aterrizamos en Londres llegamos con la maleta cargada de sueños y expectativas que, con el paso del tiempo, se suelen ir desmoronando como un castillo de naipes. Pisamos suelo británico con las ideas claras de cómo actuar en nuestro día a día, de cuidar la alimentación pese a la comida rápida inglesa, de limpiar nuestra habitación, de aprender un nuevo idioma… Lo cierto es que, por norma general, pocas cosas de estas premisas cumplimos.
Desde El Ibérico hemos hecho una selección con las mentiras que nos autoinfundamos y que nunca llegamos a cumplir durante nuestra etapa en la capital británica:
1. «No quedaré con españoles»
¿Quién no ha expresado esta afirmación antes de llegar a Londres? Hay quién se resiste y aguanta unos meses, otros caen en la tentación a los pocos días de llegar. Nuestra idea de venir a Londres y sólo juntarnos con gente extranjera para mejorar nuestro inglés es la primera gran mentira que incumplimos. Y es que nos falta tiempo cuando escuchamos a algún compatriota para, como si le conociésemos de toda la vida, entablar conversación con él/ella.
2. «Me da tiempo a coger el último metro»
Los tempranos horarios de cierre del metro de Londres es algo a lo que los españoles nos cuesta acostumbrarnos. Más si venimos de un país donde salir de fiesta o a tomar algo a las 12 de la noche a la calle es lo normal. Seguro que a ti también te ha pasado eso de apurar el tiempo al grito de «me da tiempo a coger el último metro» y acabar montado en un autobús nocturno durante dos horas maldiciendo el momento en que te pediste la última pinta.
3. «Donde vamos, está aquí al lado»
Si alguien te dice en Londres que al lugar al que os dirigís está cerca, no lo creáis. En la capital británica todo se sobredimensiona, y las distancias también. Y es que no es de extrañar que para acudir a un sitio que está a «cinco minutos andando» tengas que caminar hasta la extenuación, con las suelas de tus zapatos desgastadas.
4. «Un año más y me vuelvo»
Hay quién viaja a Londres con la idea de estar unos meses o un año para aprender y perfeccionar el inglés y acaba viviendo buena parte de su vida en la ciudad que tantas veces ha tildado de «demasiado grande», «demasiado cara» y «demasiado caótica».
5. «Mañana me pongo a cocinar»
Londres y Reino Unido en general no destacan precisamente por su dieta equilibrada. Y es que el echar de menos la comida española es directamente proporcional al tiempo que llevas viviendo en la capital británica. ¿Cuántas veces te has prometido después de almorzar un mísero sandwich empaquetado que mañana te pones a cocinar algo sano?.
6. «Me gustaría vivir en una zona más tranquila»
Londres es una de las ciudades más grandes de Europa, de ahí su frenético ritmo de vida. Y es que acostumbrados al ambiente distendido y cercano de España, la ciudad del Támesis es sinónimo de prisas, de carreras, de horarios, de embotellamientos en el metro, de gente anónima. Lo cierto es que, de alguna manera, nos acostumbramos a vivir en Londres y ese «me gustaría vivir en una zona más tranquila» pasa a ser «esta ciudad es muy aburrida» cuando nos mudamos a otra ciudad o pueblo más pequeño.
7. «Mañana limpio seguro»
Las zonas comunes de las casas compartidas donde habitualmente vivimos suelen ser lugares de batallas. Cierto es que nunca vemos el salón, el baño o el fregadero lo suficientemente limpio, aunque no menos cierto es que tampoco ponemos mucho empeño en solucionar el problema. El «mañana limpio seguro» sobrevuela en nuestra cabeza cada vez que para comer tenemos que limpiar el plato o el vaso que ha hecho del fondo del fregadero su lugar de residencia habitual.