El transporte público es, para cualquier londinense, un elemento indispensable de su día a día. Las enormes dimensiones de la capital británica impiden por regla general los desplazamientos a pie y una buena red de comunicación es más que necesaria. Para evitar el tráfico en las calles de la ciudad, el metro se vuelve la herramienta indicada.
Hace unos años, Transports For London –TfL– anunciaba la puesta en marcha de una nueva línea de metro que se inauguraría para 2018. La Elizabeth Line, gestionada por Crossrail Ltd, conectaría casi 100 kilómetros de este a oeste; pero algo está fallando.
Elizabeth vuelve a retrasarse
En 2018 -fecha inicial en la que se tenía prevista la inauguración de la línea Elizabeth– se anunció por primera vez que el ferrocarril subterráneo se retrasaría hasta 2020, sobrepasando holgadamente el límite previsto. Ahora, casi a punto de terminar 2019, TfL se ha vuelto a pronunciar: podemos despedirnos de Lizzy hasta 2021.
Según ha indicado la entidad, será necesario esperar hasta que se complete el lujoso enlace este-oeste, con wi-fi y aire acondicionado. Tal y como dice el comunicado de TfL, Lizzie se abrirá «tan pronto como sea posible”. Crossrail Ltd también ha declarado que los presupuestos se han reducido desde 2018 y los gastos superan los 650 millones de libras más allá de lo acordado, prometiendo más actualizaciones en 2020.