El humanista referente del movimiento indignado, José Luis Sampedro.Obituario de la periodista Ana Parra sobre la muerte del humanista referente del movimiento indignado José Luis Sampedro
Cuando alguien como Sampedro muere mis esperanzas se tiñen de indefensión.
Ayer supe de su muerte y sentí impotencia. La que se suele producir en estos casos, sobre todo cuando pierdes o crees que vas a perder a alguien a quien quieres, admiras o ambas cosas. Esa que activa repentinamente el uso del tiempo condicional. Condicional a título póstumo, que digo yo. El que te bombardea la cabeza y el alma. En el mejor de los casos recordándote que hay que perseguir las ilusiones en el futuro, y en el peor, haciéndote repetir una y otra vez: ‘debería haber hecho esto…’ o ‘debería haber aprovechado más el tiempo junto a…’.
Personalmente no me unía nada con éste humanista. Pero como ciudadana sí. Mi admiración. Lo que creo es que su experiencia encajaba perfectamente con mis ansias de conocer la manera de hacer de nuestro mundo otro que brille más y mejor. Probablemente a ti o a alguien que conozcas os pase algo similar.
Yo no sé a vosotros pero a mí el discurso valiente de Sampedro, su sabiduría y su saber vivir me hacían sentir protegida. Sobre todo saber que probablemente podrías escucharlo en algún momento sazonando el presente con dosis rotundas de realidad que caían en tus manos como pequeños pedazos de un futuro limpio, deseado por la mayoría.
En la España de los últimos tiempos, en la más reciente y en la de hoy, muchos jóvenes, y no tan jóvenes, desbordados de realidad hemos abanderado causas de la manera más espontánea. Con fuerza, con energía y con valentía, -cualquiera lo diría tratándose de una generación perdida sin oficio ni beneficio…-. Sin embargo se nos ha hecho caso omiso, se nos llama radicales, se nos tacha de extremistas, se recrimina y se condenan tanto la libertad de expresión como manifestarse en defensa de los Derechos Fundamentales recogidos en la CONS-TI-TU-CIÓN… -¿qué decir?-; Y lo peor de todo, nos hacen pensar que nuestras movilizaciones no sirven para nada. Llegando incluso al punto de cuestionarte si haces o no lo correcto.
Con todo esto quiero decir que llevamos mucho tiempo faltos de líderes de opinión desinteresados y sin ánimo de lucro. Que en España escasean las personalidades que con su experiencia hagan resaltar la coherencia y razón de ser de las iniciativas ciudadanas. Esas que claman Justicia, Libertad, Igualdad y otros valores universales con los que se negocia indiscriminadamente en la sociedad de hoy.
Quiero decir que nos faltan apoyos y nos falta reconocimiento para poder demostrar a los que se adueñan del mundo y a los conformistas, que lo normal es aquello que se ajusta a a una norma, en este caso la impuesta por un sistema capitalista que discrimina a la mayoría. Pero que hay algo mucho mejor que se tacha de utópico, pero que es posible. Se trata de lo ideal. Quiero decir que hoy más que nunca, nos faltan SAMPEDROS que den sentido a la lucha por un futuro mejor. Nos quedamos con tu discurso. Hasta siempre.
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