Captura de pantalla de FoodCycle. El colectivo de voluntarios, FoodCycle, recoge los excesos de alimentos y prepara comidas vitamínicas para la población sin acceso a una dieta adecuada
En el Reino Unido hay una media de 4 millones de personas que tienen muy difícil el acceso a una dieta adecuada y nutricionalmente equilibrada por diferentes motivos. Los bajos ingresos y la falta de conocimiento son dos de los motivos que finalmente repercuten en su salud y en la manera de interactuar con el resto de la sociedad. La British Association for Parenteral and Enteral Nutrition (Bapen) calcula que esto cuesta anualmente 13 billones de libras al año al National Health Service (NHS). Lo sorprendente es que se estima que un 25% de los alimentos que son desechados -por restaurantes o supermercados, por ejemplo- podrían ser aprovechados para cocinar. Solamente teniendo en cuenta el sector alimenticio, unas 400.000 toneladas al año de alimentos que todavía son comestibles terminan en los vertederos.
Consciente de este problema, Kelvin fundó en 2008 el movimiento FoodCycle en el Reino Unido tras haber oído hablar de Campus Kitchen Project. FoodCycle está organizado de manera que un colectivo de voluntarios se dedica a recoger los excesos de alimentos (surplus alimentario) para preparar comidas en cocinas profesionales en desuso. Estas comidas luego son servidas a aquellos que lo necesitan dentro de la comunidad.
Steven Hawkes se dedica a la comunicación y recaudación de fondos en FoodCycle y con su trabajo intenta atraer cada día a más gente que apoye la idea. Él empezó a involucrarse en el proyecto en julio de 2011 pero nos cuenta que «desde los inicios de FoodCycle hasta el día de hoy se han servido más de 37.000 comidas en total utilizando más de 32.000 kilos de alimentos que habrían sido desechados».
Lo que se consigue con FoodCycle es facilitar el acceso a una buena comida a las personas que no pueden permitírselo al tiempo que se ayuda a reducir los desperdicios de alimentos que aún pueden ser utilizados y que terminarían en los vertederos. Además, se consigue crear y consolidar un ambiente solidario con los voluntarios, quienes tienen la posibilidad de desarrollar sus habilidades en la cocina. En definitiva, se ayuda a resolver el problema de una comunidad partiendo desde la propia comunidad.
Fogones solidarios
«Todo el mundo es bienvenido en FoodCycle», nos cuenta Hawkes, «desde un master chef a un aprendiz. Muchos voluntarios vienen sólo para probar y al final descubren su pasión por la cocina», afirma.
Todo comenzó con un par de proyectos piloto en lugares que se llaman hubs, grupos de voluntarios que se reúnen con la misión propuesta por FoodCycle, conseguir un cambio positivo en su comunidad. Primero se entrena a los voluntarios y luego se les dan los utensilios necesarios para crear uno de estos hubs: alimentos que han sido donados o recogidos, una cocina y gente que pueda beneficiarse de las comidas que preparan como por ejemplo refugiados, mendigos, familias con pocos recursos o ancianos.
FoodCycle por su parte les ofrece su apoyo, educación en seguridad alimentaria, ayuda con donaciones locales y les enseñan consejos en la cocina. Además, nos cuenta Steven, que realizan un gran número de eventos de los que se puede enterar la gente a través de su página de Facebook (facebook.com/foodcycle).Uno de los pasados eventos se celebró el día 7 de junio con el Chocolate Speed Dating.
Personalidades como el primer ministro británico, David Cameron, o el conocido chef, Jamie Oliver, han expresado su apoyo a la iniciativa. Cameron considera FoodCycle como «una idea tan simple como brillante. Tanto la incapacidad para acceder a una buena dieta como los desperdicios de comida son problemas de este país. Ellos han conseguido una solución innovadora que cambiará vidas». El famoso chef, por su parte, indica que «FoodCycle está haciendo algo muy especial ayudando comunidades donde los recursos monetarios son muy ajustados utilizando comida fresca que sería en otro caso desechada».