Pacific Rim vuelve a demostrar que si se le da mucha confianza y, en vez de la mano, el brazo entero a la más insustancial maquinaria hollywoodiense, el director encargado del proyecto puede verse metido en un buen tornado llamado estupidez del que es complicado salir. Guillermo del Toro, en su primer blockbuster de verdad (Hellboy es una película indie comparado con esto), monta un aparatoso espectáculo de 200 millones de dólares lleno de intrascendencia, momentos ridículos ad nauseam, y que toma prestado de otras cintas de ciencia ficción como Robot Jox, Godzilla o Transformers.
2020, los seres humanos llevan ya 7 años luchando contra unas gigantes y monstruosas criaturas, conocidas en la película como Kaiju (bestias), las cuales acceden al planeta Tierra a través de un agujero temporal en el fondo del océano Pacífico. Los misiles de los aviones terrestres solo hacen cosquillas a las duras pieles de los Kaiju; para luchar contra ellos, la humanidad entera se pone de acuerdo en la creación de enormes robots, los Jaegers (cazadores), controlados por pilotos que siempre van en pareja y bajo la supervisión de Stacker Pentecost (Idris Elba), nombre acojonante donde los haya.
El piloto Raleigh (Charlie Hunnam, protagonista de la serie Sons of Anarchy) lleva retirado unos años debido al trauma que le ocasionó el perder a su hermano en una de las batallas. Después de que Pentecost lo convenza para volver al ruedo, Raleigh se une con la que será su nueva compañera, Mako (la japonesa Rinko Kikuchi), en la misión más importante de todas contra los «dinosaurios». Objetivo: destruir el agujero espacio-temporal.
Travis Beacham y del Toro, escriben un simple esbozo de guión que sirve como excusa para enseñar lo que la Meca del Cine puede hacer en el campo de los efectos visuales. Los chicos de «Honest Trailers» lo van a pasar pipa analizando esta película…si es que ven lo evidente. Y es que el film protagonizado por un lamentable Charlie Hunnam y un chocante Idris Elba se muestra insuficiente en todo el pueril metraje, pura serie B cubierta en pan de oro. Pobre resultado para el realizador de El laberinto del Fauno. Santiago Segura y Ron Perlman salen por ahí también haciendo «lo suyo».
Pacific Rim está sobrecargada de personajes risibles, colmados con diálogos manidos y situaciones sumergidas en el cliché más holgazán, en especial todas las secuencias dedicadas a la vida en la academia de pilotos, que consiguen que las de Starship Troopers parezcan escritas por Borges. Chuck Hansen (Robert Kazinsky), el envidioso que al final se hará amigo del prota, algo visto mil veces; el mismo Pentecost, jefazo duro, pero con su corazoncito; Gottlieb (Burn Gorman) y Geiszler (Charlie Day), los dos científicos graciosos de turno…solo hay un problema: que no son graciosos. Todos ellos tienen uno o dos momentos cada uno que completan el desastre. Instantes «estelares», como cuando Pentecost decide firmemente que Mako no se convierta en piloto, pero que en el plano inmediatamente después accede a que lo chica lo haga, sin motivo aparente, sin una explicación lógica a través de la narración cinematográfica. Algo parecido pasa cuando Raleigh no tiene pensamiento de volver a manejar un robot, aunque es convencido por Stacker gracias a la frase «el futuro de la humanidad está en juego», o algo así…algo que ya se sabía desde el primer día que aparecieron los bichos, o sea.
¿CGI? Todo bien, gracias, nada que reprochar. El presupuesto de Pacific Rim permite sin complicaciones que, al menos, el film no se quede corto en lo referente a demolición. E incluyo aquí la mejor secuencia de la película, aquella en la que Mako es rescatada por Stacker siendo una niña ¡Solo si lo demás no fuera tan aburrido y trivial! No deja de ser curioso que, a pesar de la omnipresente campaña de publicidad y la espectacularidad de la producción, la película no haya sido del todo un absoluto éxito en el fin de semana de estreno de la taquilla USA, desbancada por la comedia de Adam Sandler Grown Ups 2 (sic) y Despicable Me 2. No me cabe la menor duda de que la cinta de del Toro recuperará lo invertido. Y hasta habrá segunda parte.