Portada | Actualidad | Periodismo basura

Periodismo basura

Existen varios puntos de vista para entender el cierre de un periódico con 168 años de historia. Por un lado, está la presión de una opinión pública que ya no se sorprende de los escándalos a todos los niveles: a los casos de corrupción de Joseph Blatter, máximo mandamás del fútbol mundial o Dominique Strauss-Kahn, ex director del FMI –por poner sólo un par de ejemplos- se une ahora la desconfianza generalizada hacia el papel de la prensa después del cierre de News of the World, tras el caso de las escuchas ilegales. En plenas protestas ciudadanas contra la incompetencia de los Gobiernos, en medio de la crisis más profunda de la historia del euro, el ciudadano de a pie parece haber encontrado a otro enemigo: los medios de comunicación. Queda en evidencia pues, el enorme peso e influencia que tienen los propios intereses de las grandes corporaciones periodísticas, ya sea por conveniencias económicas o políticas.

Murdoch escribió un largo editorial el pasado domingo en la última edición de News of the World, en el que hablaba de los desviados códigos éticos de alguno de sus trabajadores. «Durante unos pocos años, hasta 2006, algunos de los que trabajaban con nosotros, o en nuestro nombre, se quedaron vergonzosamente lejos de nuestros estándares. Nos hemos extraviado. Se han espiado teléfonos, algo que nuestro periódico siente sinceramente. No hay justificación para este delito atroz. No hay justificación del daño causado a las víctimas, ni para la profunda mancha que ha dejado en nuestra gran historia. Pero esperamos que cuando este ultraje haya sido expiado, la historia nos juzgue por todos nuestros años.» El magnate australiano tiró la pelota en el tejado de esos «algunos que trabajaban con nosotros». La culpa por tanto, es de los periodistas, según el australiano. Es cierto que algunos de los trabajadores de News of the World se han movido como pez en el agua en la delgada línea que separa el «todo vale» para obtener información, de los correctos códigos éticos y deontológicos del periodismo profesional. Pero resulta imposible creer que el dueño de una organización periodística de tal magnitud no estuviera al corriente de las prácticas utilizadas en el tabloide. News of the World sobornó a los guardaespaldas de la familia real para conseguir sus teléfonos, intervino correos de voz de una adolescente asesinada y obtuvo datos del historial médico de Brown, entre otras barbaridades. La conclusión de esta actitud demagoga por parte de Murdoch es que ha intentando lavarse las manos antes la presión política.

Pero la decisión de Murdoch de cerrar News of the World también hay que entenderla desde otro punto de vista: el económico. Murdoch está deseando hacerse con el 100% del accionariado de BSkyB, una plataforma de televisión vía satélite de la que News Corporation ya posee una parte. Para alcanzar este objetivo tiene que esperar a la previa autorización del Gobierno británico, que ha puesto la operación en stand by a causa de las innumerables alegaciones que se han producido en los últimos días y el rechazo de la oposición laborista, que quiere esperar a que finalice antes el proceso judicial por las citadas escuchas ilegales. Si seguía adelante con News of the World, seguramente no habría conseguido su objetivo de hacerse al 100% con BSkyB.

El ejemplo del caso del tabloide británico, para los periodistas del presente y del futuro es más que odioso. Pagar policías, guardaespaldas, pinchar teléfonos… todas estas acciones ilegales han sido habituales en el mundillo de la prensa británica durante los últimos años. El dinero para sobornar a todos estos compinches salía de las arcas de News Corporation y por tanto, la responsabilidad de estas prácticas ilícitas debería recaer, con todas sus consecuencias, en Rupert Murdoch. Resulta penoso que pueda desconfiarse en estos tiempos de la buena voluntad de los profesionales de la información, que se ven coaccionados a menudo por sus superiores para publicar esta o aquella historia. Murdoch sabía muy bien que para que News of the World se mantuviera como el dominical más vendido del Reino Unido debía seguir basando su negocio en publicar las historias de crímenes y escándalos más horribles, aunque para obtener la información más valiosa de esas historias hubiera que utilizar los más oscuros e ilegales procedimientos.

Relacionado

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio