La Italia más romántica es el último obstáculo de España para lograr su tercer campeonato consecutivo
Europa se mece entre el pasodoble y la tarantela. Entre los acordes de una guitarra que parece no estar suficientemente afinada últimamente y los sones de una mandolina que cada día que pasa suena mejor. Italia y España se enfrentan el domingo en Kiev en la final de una Eurocopa en la que los transalpinos parecen haberle robado el ‘jogo bonito’ a la ‘Roja’. La ‘Azzurra’ ha ido a más en el presente campeonato y se presenta como un rival difícil para los chicos de Del Bosque. Es el invitado sorpresa del presente torneo, el último obstáculo para que la selección española logre una hazaña que nadie ha conseguido hasta ahora: ganar tres campeonatos nacionales consecutivos.
España tiene una cita con la historia el domingo para revalidar el título europeo. Pero más allá de los resultados, que acompañan, la sensación entre los aficionados es que este equipo no está tan engrasado como en envites anteriores. La ‘Roja’ está ahí, en la final. Pero ha llegado sin ser vista. Sin brillar. Sin ese juego que tanto enamoró al mundo en citas anteriores. Apenas un buen partido ante Irlanda, sobre todo en la primera parte, es el triste bagaje de una selección lenta, previsible y sin chispa.
Con ausencias tan destacadas como Villa y Puyol, Del Bosque ha tenido que reinventar el equipo. La importante fuga atrás la ha tapado con más o menos acierto Arbeloa. Sin olvidar la fabulosa aportación de Jordi Alba, que ha cuajado un magnífico torneo. Más quebraderos de cabeza le ha dado al salmantino la baja de ‘El Guaje’. Descabezada, España ha tenido que reinventarse y jugar sin ‘9’. La consecuencia ha sido la falta de referencia arriba y un juego de mucho toque y pocas ocasiones. Más horizontal que vertical. Si fuera balonmano, a España le habrían pitado pasivo en más de un partido.
Por su parte, Italia es una selección totalmente desconocida. Con muchos jugadores nuevos y un gusto exquisito por la pelota –antaño más lejos que cerca de los pies transalpinos-, Prandelli ha construido un equipo de toque, de fútbol fino, casi brillante. Nada que ver con aquel ‘catenaccio’ osco y desagradable para los ojos del buen aficionado a este deporte. En el presente campeonato, la ‘Azzurra’ ha sido la gran revolución, la tapada de la Eurocopa. Y así, sin que nadie contara con ella, ha llegado hasta el último escalón de la gloria.
Curiosamente, el mismo día en que España e Italia plantaron cara a Europa –Rajoy y Monti bloquearon ayer el pacto europeo por el crecimiento-, se confirmó que sus respectivas selecciones se verán las caras en la final. Hubo ‘vendetta’ ante Alemania. Pero las alianzas políticas no estarán presentes en el terreno de juego. Ahí no habrá amistades que valgan. En el fútbol, los discursos se dan con la pelota. La ‘Roja’ lo sabe y por eso la hace suya. Pero la ‘Azzurra’ ha aprendido también a jugar con el balón. En sus pies está evitar que los de Del Bosque sigan sumando títulos. Para hacerlo cuenta con la calidad de Pirlo, la fortaleza de De Rossi o los zarpazos de Balotelli, capaz de lo mejor y de lo peor. España se encomienda a la precisión de Xavi, más timorato que de costumbre, las llegadas de Alonso o a que un chaval de Fuentealbilla llamado Andrés Iniesta vuelva a desatar la euforia de millones de españoles.