Lo primero es lo primero, y lo primero es salir de dudas acerca del pequeño debate de los últimos meses. Según la «Leal Academia de la Lengua Real y Verdadera«, comúnmente conocida como Wikipedia, una precuela es «una obra creada después de una entrega original cuya referencia cronológica se sitúa en el pasado, generalmente desvelando las causas o los orígenes del argumento de la primera entrega». Hasta que la RAE no se actualice y siga jugando a ser obsoleta no pienso acudir a ella nunca más.
Sí, correcto, la palabra precuela no viene en nuestro diccionario oficial del idioma español. Sigamos; conforme con la Wiki, Prometheus sería una precuela. Dicho esto, habiendo escuchado al señor Ridley Scott decir durante meses que su precuela no es una precuela, y habiendo visto ya la película…puedo confirmar que esta precuela de Alien es una precuela y que el director de Gladiator solo se quería hacer el listillo y llevar la contraria.
Ya he dicho precuela bastante en este artículo. En fin, no soporto a los directores sabihondos, al igual que no soporto equivocarme cuando yo mismo me hago el listillo; y esta vez lo fui, un listillo que pensó que esta prec…película tan esperada por los amantes de la ciencia ficción iba a ser otra decepción (y van…) del otrora realizador de Blade Runner. Nada más lejos de la realidad. Digámoslo ya, Prometheus es una –casi- obra maestra visualmente acojonante (esta última palabra sí viene en la RAE).
Año 2089. Elisabeth Shaw (Noomi Rapace) y Charlie Holloway (Logan Marshall-Green) son dos científicos muy inquietos que encuentran un lazo de unión entre distintas pintadas de hace miles de años: unos curiosos círculos. «An invitation«, dice la doctora Shaw. Una invitación al espacio exterior, a buscar el encuentro con los verdaderos creadores de la raza humana. Los dos verán su aventura financiada por el millonario Peter Weyland (un irreconocible Guy Pearce henchido de abundante maquillaje) y, junto a un grupo de expertos en distintos campos y el androide David (Michael Fassbender), serán los tripulantes de la nave Prometheus, capitaneada por Meredith Vickers (eternamente bella Charlize Theron). Una vez que llegan al planeta deseado, los 17 tripulantes se las tendrán que ver con unas extrañas especies que aprovecharán cualquier rincón del cuerpo humano para sembrar, eliminar y evolucionar.
Decía el reputado crítico Antonio José Navarro hace algun tiempo que hay actores que le dan sentido a un film, que son los que transforman lo que estás viendo y te regalan el satisfactorio regusto final después de ver una obra cinematográfica. Esta idea encaja perfectamente con Michael Fassbender y, sobre todo, con una sublime Noome Rapace. La actriz, conocida por su papel de Lisbeth Salander en Los hombres que no amaban a las mujeres e hija de un cantaor de flamenco de Badajoz (sic), llena a su personaje de naturalidad, ternura, fuerza de voluntad y una humanidad conmovedora. Fassbender, por su parte, empieza a engatusar desde que lo vemos en sus primeras escenas, cuando David imita al Peter O’Toole de Lawrence de Arabia o cuando acepta sin problemas las borderías de la capitana Vickers (¿he dicho ya que Theron está guapísima?). Los dos actores tienen que cargar, por desgracia, con un guión insuficiente y a ratos mediocre.
El guionista Damien Lindelof, de la serie Lost, y Jon Spaihts no son capaces de construir un universo narrativo acorde con las circunstancias, algo que sí hace un Ridley Scott en estado de gracia. Muchos diálogos no pasan de ser simples clichés y se recurre al estereotipo más vulgar con ciertos personajes, como los roles interpretados por Rafe Spall y Sean Harris. También existen algunas lagunas que, o bien saldremos de dudas en el ya clásico Director´s Cut al que Scott acude habitualmente o bien se explicarán en futuras entregas del filón. No titubeo al decir que habrá más continuaciones, a tenor del gran éxito de público, sobre todo aquí en UK, donde ha alcanzado directamente el número uno de la taquilla, y también por las novedosas ramas que se abren en la historia. Prometheus tiene mucho para explotar, comenzando por ese apoteósico y misterioso comienzo (valga la redundancia) del film acompañado por la fanfarria musical de Marc Streitenfeld y que recuerda muy mucho al memorable tema de John Williams justo después de los créditos iniciales de Superman.
No solo del guión vive el cine. Aparte de los ya mencionados Rapace y Fassbender, la cinta de Ridley Scott destaca por un epatante diseño visual que en ciertas ocasiones deja la boca abierta. Quedáis avisados. Hacía tiempo que el 3D no se manifestaba con tanta sobriedad en la pantalla grande…aunque ¿realmente se ha llegado a usar bien en los últimos años?… Aquí brilla con maestría, dándole una hiperbolizada profundidad a la profundidad de campo (valga la…again) y que gracias también al formato panorámico nos sumerge en las imágenes como pocas veces se ha visto. El contenido por la forma, un sacrificio válido como cualquier otro y que se acepta con ansias cuando viene de esta manera, con el añadido de unas escenas gratamente escabrosas y repulsivas que quedan en la memoria (en especial la secuencia de la «cesaria» de Shaw y la muerte de uno los personajes causada por una anguila mutante). Prometheus es una excelente e inolvidable prec…película y el mejor blockbuster que nos ha traido este año junto a Los vengadores.