La Corona Británica tiene un nuevo dilema. El Comité de Cuentas Públicas de la Cámara de los Comunes, liderado por la diputada Margaret Hodge, ha subrayado los grandes gastos anuales derivados de la actividad de la familia Real británica. Ante tales dispendios, la última propuesta para compensarlos y recibir ingresos es abrir las puertas del Palacio de Buckingham Palace al público, cobrando entrada, cuando la reina no esté haciendo uso de las instalaciones.
El Comité de Cuentas Públicas de la Cámara de los Comunes es la institución que tiene encomendada la tarea de revisar y controlar el presupuesto de la familia real para cada ejercicio. En su informe anual, hecho público esta semana, critica como se han gestionado los fondos y apunta a posibles medidas de ahorro. El informe recoge un gasto de las reservas y cuestiona el que no se hayan puesto en marcha medidas de austeridad, teniendo en cuenta que el recorte del gasto en el pasado año solo ha sido del 5%.
Lanzada la propuesta para abrir más a menudo al público el Palacio, queda ahora por ver si finalmente éste tendrá la posibilidad de ver el edificio por dentro, previo paso por taquilla, cuando no esté ocupado por sus residentes habituales. Buckingham en una de las señas de identidad del Reino Unido y de su capital, pero también de la propia monarquía británica.
El Palacio de Buckingham fue visitado por el público por primera vez durante el verano de 1993. En aquella ocasión, abrió sus puertas en busca de fondos para reparar el Castillo de Windsor, que se había incendiado el año anterior. Desde esa fecha, esta medida se aplica los meses de agosto de cada año, donde se recaudan ingresos por las visitas de los turistas al Palacio, mientras que la Reina se halla disfrutando de sus vacaciones estivales en Balmoral, Escocia.