Sharon Hodgson, MP del distrito de Washington y Sunderland West Constituency
Reino Unido, que ha sido cuna del feminismo junto con Francia se está quedando atrás, a nivel europeo, en implantar políticas de igualdad. Pese que el nuevo Gobierno conservador-liberal ha prometido un cambio radical, sólo cuatro ministras del Gabinete conservador son mujeres, y Westminster cuenta con el bajo número de un 22% de parlamentarias. ¿Cómo es posible que habiendo más mujeres que hombres en Reino Unido, el número se reduzca a la mitad en puestos de poder? Sharon Hodgson, parlamentaria laborista del distrito de Washington y Sunderland West Constituency da su punto de vista.
Durante el debate en Oxford Edwina Currie dijo que AWS es una discriminación contra los hombres ¿Está de acuerdo con ella?
Se trata de discriminación positiva. Para mí discriminación significa que alguien es marginado socialmente y no creo que a los hombres se les margine del Parlamento. Si miras a la composición Westminster hay más de 500 sitios ocupados por hombres y sólo 120 por mujeres por lo que no creo que se pueda decir que el Parlamento margina a los hombres. Reconozco que es duro para una mujer acceder al Parlamento a través de un proceso de acción positiva, en lugar de una elección abierta como el resto de sus colegas parlamentarios, pero la mayoría de los parlamentarios reconocen que es algo que se tiene que hacer, incluso aunque no les guste la idea de imponer cuotas. Ojalá pudiéramos cambiar la situación sin ellas, pero creo que es una medida demasiado idealista.
¿Es el proceso de selección sexista?
Sí. Se trata de un proceso inconsciente porque históricamente el Parlamento ha estado repleto de hombres y la población suele tener en mente que para llegar a ser un parlamentario, hay que ser un hombre blanco, de media edad y de clase media. Es la imagen mental que la ciudadanía proyecta y si no hacemos nada para cambiarla, el Parlamento no será nunca representativo. Cuando se tienen al mejor hombre y a la mejor mujer para el mismo distrito, subconscientemente se tiende a escoger al hombre, sólo se tiene que repasar la historia. Edwina Currie fue una de las pocas mujeres en la historia del Parlamento inglés y eso fue en los 90. Necesitamos más mujeres en el Parlamento. Cuando comencé a trabajar en políticas la gente me decía «¿Qué estás haciendo?… El Parlamento no es lugar para mujeres… ¿Quién va a cuidar a tus hijos cuando tengas que ir a Westminster?» Pero nadie dice nada cuando el parlamentario es un hombre. Porque nuestra sociedad tiene la idea de que las mujeres tienen el deber de cuidar a la familia, y eso es una mentalidad muy atrasada. No debería ser una elección dedicarte a tu carrera política o cuidar de tus hijos. Todas estas creencias deberían cambiar y el Parlamento tendría que ser más representativo porque estamos en el siglo XXI.
Recibí críticas en mi proceso por ser una candidata mujer con hijos. Yo les respondí: «Mi marido va estar con mis hijos ¿Cuál es el problema?»
¿Como se reparten los sitios?
Se tiene en cuenta la composición geográfica. Por ejemplo, en el Norte hay 13 parlamentarios laboristas: 12 hombres y una mujer. Cuando ves esta estructura te das cuenta que si aplicas un sistema de cuotas, se puede equilibrar el balance en una elección, y así la gente se habituará a ver mujeres en sus distritos. Hoy en día son más mujeres que hombres en las universidades y menos mujeres que hombres en el parlamento
¿Cree usted que se trata de una competición ecuánime?
Madeleine Moon y Edwina Currie han ganados dos elecciones abiertas y en su caso la competición fue simétrica. Tuvieron un mismo trato. Yo no hubiese tenido acceso sin un sistema de cuotas. Una elección abierta resulta difícil para asegurar la igualdad en el Parlamento porque desde mi punto de vista, se basa más en contactos que en competición. El sistema no es como el americano en el que las campañas políticas se convierten en una inversión. Para nosotros es más difícil acceder. En una elección general los británicos pueden gastar 20 millones, mientras que los americanos invierten mucho más. Ejemplos como los de Edwina Currie y Madeleine son fabulosos, pero a veces tienes que hacer lo que sea necesario. Un balance a través de una elección abierta llevaría mucho tiempo.
El parlamento tiene 519 hombres y 125 mujeres mientras que paradójicamente el 60% de los estudiantes universitarios son mujeres ¿Cómo la competición puede explicar tal asimetría?
Estereotipos patriarcales. La mayoría de los parlamentarios solían proceder de Oxford o Cambridge. Ambas universidades no aceptaban a mujeres, por lo que tuvieron que poner colegios especiales para ellas. Ahora ya no hay colegios «inferiores» destinados sólo a mujeres, sino que todos son mixtos. Edwina Currie es un claro ejemplo de ex parlamentaria que estudió en uno de los primeros colegios mixtos de Cambridge. La sociedad ha avanzado en educación. Si ahora dices que sólo los hombres están autorizados a ir a la universidad, la gente se reiría. Cuando el hábito social cambia se convierte en un acto anodino, y eso es lo que tenemos que conseguir en el Parlamento
¿Piensa que los hombres tienen más cualidades que las mujeres para ejercer la política?
Pienso que algunas mujeres tienen distintas cualidades, y otras exactamente las mismas que los hombres. Generalmente las mujeres son más comprensivas y organizadas, y los hombres más competitivos y agresivos. Se tiende a pensar que el no ser combativo en política es una debilidad, con lo que no estoy de acuerdo. Creo que el Parlamento necesita las dos caras, una más cortante y otra más suave. Margaret Thatcher, por ejemplo, en algunos casos jugaba el rol de un hombre con su fuerte voz y personalidad crítica, y en otros explotaba su lado femenino. Por lo que creo que es una muestra de cómo las mujeres pueden emplear sus dos caras; disponiendo un abanico más amplio para dirigir la política.
¿Podría describir una experiencia personal en la que se haya sentido discriminada?
Recuerdo que durante mi proceso de elección recibí varias críticas porque se pensaba que no sería bueno para el partido presentar a una candidata mujer con hijos. Yo no vivo en Londres y tengo que venir todas las semanas a Westminster, lo que quiere decir que no puedo ver a mis hijos cuatro días por semana. No puedo hacerles la comida y llevarlos a la escuela cada día porque no estoy allí. Pero yo respondí a los reproches diciéndoles: «Mi marido va estar con mis hijos ¿Cuál es el problema?».