Mari Carmen Cita, trabajadora social
Educadores, orientadores laborales, psicólogos, asistentes sociales, son algunas de las profesiones que se incluyen dentro del universo del Trabajo Social. Un sector que convive con el riesgo de la violencia, la marginación, la pobreza, las enfermedades y a la vez con la satisfacción y el reconocimiento social cuando se encuentran soluciones a los problemas. ¿Por qué no me voy tres meses a Londres a aprender inglés? Eso es lo que pensó Mari Carmen Cita Carrasco con 21 años, justo después de terminar la carrera de Trabajo Social en la Universidad Complutense de Madrid, su ciudad natal. Pero algo tiene Londres que te atrapa y, como otros muchos, cayó rendida al encanto de la capital del Támesis.
Carmen tenía claro que quería seguir estudiando, por lo que tan pronto como decidió establecer su residencia en Londres empezó un Máster de Derechos Humanos en la London Metropolitan University y asistía a clase de inglés en el Westmister College. No hay que olvidar que la vida en Londres es cara y, a no ser que tus ahorros te lo permitan, es complicado sobrevivir sólo estudiando…por lo que compaginaba sus estudios con el trabajo en un hotel.
Le «vendieron» el puesto de Conferece and marketing. Aquello no sonaba del todo mal aunque a la hora de la verdad, el trabajo consistía en dirigir un carrito en una sala donde se impartían conferencias ofreciendo café y té a los asistentes. La parte de marketing tampoco tenía desperdicio: servía comidas con una bandeja de tres kilos ardiendo con un brazo, empleando mi habilidad –explica- con el tenedor y la cuchara. «Creo que fueron las peores Navidades de mi vida». Tardó un año en cambiar de trabajo. Reconoce Carmen que tampoco es que avanzara demasiado porque de camarera en un hotel pasó a ser commis waiter (ayudante de camarero) en el restaurante del Cinamon Club, aunque en este caso le atraía lo posh del ambiente.
A menudo, la inseguridad que uno siente en el extranjero cuando no conoce la lengua, te frena a la hora de buscar un trabajo relacionado con tu carrera. «Tenía muchas inseguridades en una ciudad donde no conocía a nadie. No sabía cómo ni dónde poner el primer pie hasta que después de tres años trabajando en hoteles y restaurantes me armé de valor».
Comenzó entonces la búsqueda incesante de empleo como trabajadora social, sin pensar en la cantidad de papeleo que exigía el asunto. Lo primero que le pidieron fue un certificado de antecedentes penales. Cuenta Carmen, como anécdota, que ni corta ni perezosa se presentó en las oficinas de Scotland Yard a solicitarlo, y ante la cara de asombro del recepcionista ella contestó: «Sí, ya sé que esto es Scotland Yard, Alta Inteligencia Terrorista, pero necesito mi papel para encontrar trabajo».
Tras largos paseos por el centro de Londres, consiguió el dichoso justificante en la misma agencia que posteriormente le facilitó una entrevista de trabajo. Era lo que aquí llaman Mother and Baby Unit, un lugar donde madres de entre 16 y 18 años son supervisadas y valoradas de cara a ejercer la maternidad. «Es la última oportunidad que se les da antes de que las separen de sus bebés. Mi trabajo consistía en darles todo el apoyo para que lo consiguieran».
Arropada por sus compañeros y dedicada de lleno a sus pacientes, aprendió legislación y una forma nueva de trabajo que le hizo estar motivada día y noche, aunque trabajara rotando en turnos de 24 horas. Desde ese momento, su carrera en Inglaterra como trabajadora social empezó a rodar.
Su siguiente trabajo fue en un Unancompany asylum seeker children, asilos para menores que llegan a Inglaterra procedentes de países que están en guerra o en los que existe algún tipo de conflicto. En el London Borough Enfield, así se llamaba el centro, estuvo tres años de los que guarda muy buen recuerdo. «Era responsable de mis chavales y me encargaba de su educación, de sus casas de acogida y de los distintos problemas que pudieran estar sufriendo: violaciones, maltratos, síntomas de estrés post-traumático…».
A pesar de tener un contrato permanente y calidad de vida, llegó un momento en el que Carmen necesitaba un cambio para romper con la rutina. Comenzó entonces una nueva etapa profesional y personal, que a día de hoy continúa, en otro asilo para jóvenes. En el London Borough Camden trabaja con jóvenes ingleses tutelados de entre 16 y 18 años. Ocasionalmente, reciben llamadas de la policía para recoger algún joven y devolverlo al centro, otras veces asiste a juicios como acompañante de algún chaval…También participa en reuniones escolares con profesores para hacer un seguimiento de sus tutelados y realiza visitas domiciliarias para charlar con las familias de acogida. Carmen se siente realizada como profesional en Londres, pero a pesar de su situación privilegiada, responde con un «sí» rotundo cuando le pregunto si volverá a España después de 11 años en Londres.
«Me gustaría tener este trabajo en mi país. Lo más duro para mí son los inviernos y la falta de luz de esta ciudad. Así que volveré…Y a los que vienen -recomienda esta trabajadora social- que tengan paciencia cuando busquen trabajo porque son momentos difíciles. Que disfruten de la variedad de actividades que ofrece la ciudad y que no olviden la posibilidad de viajar no sólo por Inglaterra, sino a sitios más remotos. Londres es una ciudad para disfrutarla, darle tiempo y conocerla.»