Cerca de 97.300 españoles han huido de España en el último año con destino a Reino Unido, en su mayoría a Londres, y las previsiones para el 2011 no estiman una disminución. La situación económica actual no es ninguna novedad y, sin lugar a dudas, una buena opción para encontrar trabajo es la hostelería. ¿Y si dejo el currículum en un restaurante español?
Cirenia es una joven española que actualmente trabaja como segunda encargada en El Carmen, un restaurante español ubicado en la zona de Clapham. Aterrizó hace más de un año con mucha ilusión y con la intención de mejorar su situación: «Llegué a Londres creo que como todos, por la crisis en España. No encontraba trabajo y no sabía qué hacer con mi vida. Decidí venirme para estudiar inglés y trabajar».
Pese a las historias que le habían contado previamente sobre la dificultad de encontrar trabajo, su caso fue todo lo contrario. «Lo encontré más fácil de lo que me había imaginado. Es muy sencillo conseguir piso y empecé a trabajar en una semana». Después de barajar diversas opciones, se decantó por dejar su currículum en un restaurante español. «Cuando llegué encontré trabajo en un restaurante español porque no tenía un buen nivel de inglés y era más fácil trabajar ahí que de cualquier otra cosa. Me gustó mucho y me quedé. Pensé que se pedía más nivel de inglés o más experiencia, pero la verdad es que afortunadamente no fue así».
Pero lo cierto es que de eso hace ya un año y actualmente la situación es diferente. «Ahora mismo hay muchísimos más españoles que hace un año. En Londres también se ha notado la crisis y ahora el nivel de exigencia es mayor. Ahora te piden un nivel de inglés que a mí, en su momento, no me exigieron». Cirenia, desde su puesto en el restaurante, es consciente en todo momento del panorama laboral del español que llega a Londres: «Vienen muchos españoles al restaurante buscando trabajo. Justo después de Navidad vino una oleada muy grande, supongo que por el comienzo del año, que nos ponemos nuevos propósitos. Me imagino que la crisis los ha impulsado a venir».
Cirenia admite estar adaptada plenamente al panorama londinense y no se le pasa por la cabeza un regreso inmediato a España. «Londres es una ciudad para vivirla al máximo durante un par de años, pero no es para vivir para siempre, por lo menos yo me lo planteo así. A lo mejor regreso en 4 ó 5 años, no es algo que quiera pensar, el momento ya llegará». Y añade entre risas: «Espero que esto no lo lea mi madre». Realidad que no se aleja de lo que todos hemos dicho alguna vez.
Afirma que es consciente de la situación y que, a pesar de no trabajar de lo suyo, es una privilegiada. Cuenta con una sonrisa que le encanta el lugar donde trabaja en estos momentos. «Es un restaurante pequeño, tenemos clientes habituales, me encanta la zona, me gusta la actitud de los clientes ingleses cuando salen a cenar y, sobre todo, hay muy buen ambiente con los compañeros». Y destaca algo curioso y es que a los clientes les gusta que les hablen en español, aunque no entiendan absolutamente nada. «Siempre dicen que les gusta la atmósfera. Que hablemos entre nosotros en español, les recuerda a España».
Al terminar la universidad trabajó como camarera en España, por lo que conoce las diferencias entre los dos modelos de cliente. «El cliente inglés es más educado, no es capaz de quejarse tan abiertamente como puede hacerlo el español. Son muy agradecidos y si se les da un buen servicio y les gusta la comida, repiten y dejan propina. Sin embargo, todo tiene su parte negativa, y es que como no se quejan, no sabes si hay algo que les desagrade».
Cirenia añade que «a los ingleses les encanta la comida española. Y no sólo les gusta, sino que la conocen bien. España es un país al que les gusta ir de vacaciones, por el clima, por la cultura, por la gente y por la comida. Y cuando vienen al restaurante saben perfectamente lo que piden. Conocen las bebidas, los licores y los platos, no sólo la paella. Que los ingleses sólo conocen la paella es una leyenda urbana, por lo menos no ocurre con nuestros clientes. Además, saben apreciar la calidad de un producto español». Siempre ha sido un tópico que nuestras señas de identidad como españoles sean los toros, la sangría, la paella y el flamenco, aunque también es cierto que no son malas señas. Cirenia concluye la conversación retratando lo que más les gusta a los comensales que frecuentan el restaurante: «Les encanta el chorizo, las albóndigas y las croquetas, es lo que más se pide. Pero sobre todo adoran el chorizo y los vinos españoles».