El teatro comenzó a ver sus primeros dotes como actor, y más tarde lo hizo el cine y la televisión. El catalán Ramón Pujol ha trabajado en el escenario con textos de Schimelpfenning, Ibsen, Albee o Alan Benett, y con la adaptación a la gran pantalla de la inquietante novela El Perfume, vio frente a sus ojos una gran oportunidad profesional. Su protagonismo ha ido creciendo a medida que lo hemos visto en series tan exitosas como Doctor Mateo así como trabajando de la mano de directores de la talla de Andrucha Waddington, Ventura Pons o Montxo Armendáriz. Durante la celebración de London Spanish Film Festival, Ramón hizo un hueco a El Ibérico para hablar de su carrera, en un momento en el que ya perfila sus proyectos futuros, tanto en España como en el extranjero.
Ramón Pujol y Alberto Ammann en una escena de la película Lope.
Hemos podido verte dentro del reparto de dos de las películas que incluye Spanish Film Festival: Lope y Mil Cretins. ¿Cómo ha sido posible llevar a cabo tantos estos proyectos junto con otros trabajos a la vez?
Mil Cretins ya estaba estrenada en España, justo cuando ya había terminado la serie Doctor Mateo. Ahora mismo me encuentro trabajando en otra serie, Gran Nord, para TV3, y aunque suene a mucho trabajo, pude llevar a cabo todos estos proyectos porque no siempre se solaparon en el tiempo, aunque luego se estrenen casi seguidos. He hecho muchos esfuerzos, como viajar de noche cruzando toda España para rodar un día en Barcelona y al siguiente en Asturias. Se trata, básicamente, de organización… ¡Y suerte!
En Lope te vemos como el mejor amigo del gran poeta y dramaturgo. Una amistad incondicional, aunque en un momento preciso expresa la rabia que lleva dentro… ¿Causada en el fondo por la envidia que siente hacia el talento del poeta Lope de Vega y todo lo que conlleva esa virtud?
Yo nunca trabajé pensando en la envidia hacia Lope, pero si eso es lo que se lee desde fuera, bienvenido sea. De todas formas, yo lo vería más como una rabia por ver cómo alguien con un talento excepcional puede perderse por culpa de su rebeldía. Mi personaje, Claudio, quiere prosperar y mejorar, pero acatando las normas. Por eso es incapaz de entender que Lope las transgreda constantemente… es lo que diferencia a los hombres comunes de los genios. Claudio es el amigo de un genio, pero no alcanza a comprenderle siempre. En el único aspecto que sentía que le envidiaba era en su éxito con las mujeres. ¡Y no es para menos!
Imagino que habrá llevado su tiempo ubicarse en la España del siglo XVI ¿Cuál han sido tus métodos para entender la sociedad de aquella época?
Básicamente hacer un trabajo de investigación sobre cómo se vivía, sobre las diferencias sociales, las injusticias… El guión de Jordi Gasull e Ignacio del Moral ya era muy claro al respecto, así que ese trabajo ya venía muy avanzado por guión. Una vez hecho esto, sólo se trataba de buscar cómo sentirse en ese contexto, trabajando desde uno mismo, pero intentando ver las cosas como pudieran verlas la sociedad de entonces. No tienen el mismo valor las mismas cosas en cada época y en cada clase social, pero al fin y al cabo se trata de sentimientos humanos, y eso, seas quién seas, en la época que sea, siempre es lo mismo.
El guión de Andrucha Waddington incluye muchos de los versos que escribió Lope ¿Alguno en especial que se haya quedado en tu memoria?
El soneto que empieza con «Desmayarse, atreverse, estar furioso…» y que sirve para cerrar la película. Es una maravilla, expresa de forma tan clara los distintos sentimientos encontrados del enamoramiento… ¡Y es tan fácil reconocerse en él!
La película da a conocer el comienzo de una nueva manera de ver y sentir el teatro. ¿Fue un punto de inflexión que refleja de alguna manera el modo de hacer teatro en la actualidad?
Fue un punto de inflexión muy importante en ese momento, cambió las normas del teatro, tanto de representarlo como de escribirlo, y naturalmente, eso contribuyó al modo de hacer teatro en la actualidad. Pero, también ha habido muchos más cambios significativos, como el teatro ruso de finales del siglo XIX o Beckett… De todas formas, el teatro actual comprende muchas más tipologías y formas teatrales, lo que permite rescatar modelos antiguos y también seguir investigando.
Tus primeras grandes oportunidades como actor nacieron tanto en la pequeña pantalla como en el teatro, rodeado de grandes profesionales. ¿Qué te aportaron cada una de ambas experiencias?
Me aportaron básicamente experiencia, me hicieron crecer como actor. Trabajar con grandes actores siempre te hace crecer a un ritmo mucho más rápido y en mejor dirección. He sido muy afortunado con los proyectos en los que he podido trabajar porque siempre han sido de una calidad muy alta, y eso te permite aprender sin parar. El teatro te enseña a amar a tu oficio, la parte artesanal, mimar el detalle y luego trabajar la constancia, función a función… Y la televisión te enseña a ser preciso, claro, directo y rápido. Son diferentes lenguajes, como el cine, pero con más en común de lo que pueda parecer a priori. Al final lo que importa es tener retos actorales en proyectos de calidad, sea cual sea el medio.
«Me gustaría que nos fijáramos más en gente como
Carlos Saura, Mario Camus, Pilar Miró, Cesc Gay,
Roger Gual o Icíar Bollaín»
«Hollywood es una industria audiovisual muy potente (…)
pero no todo lo que viene de allí me interesa»
Muchos nos hacemos una lista de ‘metas que tengo que alcanzar’ antes de los 30 ¿Has cumplido muchas de ellas?
Tenía una lista muy larga… ¡Y he cumplido pocas de ellas la verdad! (risas). Pero creo que las listas están para eso, para ponerse metas a menudo inalcanzables que nos hagan luchar, pelear y seguir adelante con ilusión. Al mismo tiempo, he conseguido cosas que ni pensaba que iban a pasar, así que siento que está bien equilibrado todo…
Exprésanos con sentimiento qué es lo que te sugiere el cine español. En tu opinión, ¿Está valorado en el extranjero como se merece?
Creo que donde hace falta valorar y respetar más el cine español es en España. Cuando lo hagamos nosotros, lo hará el resto del mundo. Creo que, en general, hay un buen concepto del cine español, gracias sobre todo a Almodóvar. A menudo, pecamos de complejo de inferioridad, y en lugar de defender y producir un cine propio, con nuestro estilo y nuestras peculiaridades, lo que hacemos es tratar de copiar modelos de las grandes producciones de Hollywood, lo que no suele funcionar… Me gustaría que nos fijáramos más en gente como Carlos Saura, Mario Camus, Pilar Miró, Cesc Gay, Roger Gual, Icíar Bollaín… cuando se trate de buscar cómo hacer buen cine español.
¿Qué respeto te merece el cine de Hollywood?
No puedo hablar en general del cine de Hollywood o el cine europeo, asiático… Aunque seguro que las filmografías de cada lugar tienen ciertos rasgos en común, creo que en todas partes se hacen diferentes tipos de cine. Hollywood es una industria audiovisual muy potente, y como tal, tiene grandes productos, pero no todo lo que viene de allí me interesa. Allí hay profesionales con un talento inmenso y una gran industria que les respalda, pero a menudo esta potencia nos arroya y deja en segundo término nuestras producciones. Creo que es nuestro deber y nuestra tarea luchar por crear películas de calidad y cuidarlas para que el público pueda conocerlas y disfrutarlas.