El Gobierno británico está considerando reintroducir el fracking en el Reino Unido, tras su negativa de seguir importando petróleo ruso. Y castigar así a Vladimir Putin, según los informes.
El primer ministro, Boris Johnson, coincide con la medida que adoptó el presidente de EEUU, Joe Biden. En un momento en el que Occidente pretende apretar al Kremlin por el envío de tropas para invadir Ucrania.
El controvertido proceso de fracturación hidráulica fue prohibido en el Reino Unido en 2019 después de que, a última hora, los conservadores apoyaran esta decisión «para ganarse a los votantes» antes de las elecciones generales. Éstas se celebraron el 12 de diciembre y los conservadores fueron muy criticados por ello, sobre todo por el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn. Éste consideró que la decisión era solo una «estrategia electoral» del gobierno del primer ministro conservador, Boris Johnson.
El fracking en Reino Unido, una solución para no depender de Moscú
Una opción para suavizar esta decisión sería, al parecer, ofrecer pagos a las comunidades que acepten la fracturación en las cercanías de sus viviendas.
Las importaciones de petróleo de Moscú solo representan el 8% de la demanda del Reino Unido. Pero Boris Johnson ve la crisis de Ucrania «como un momento de gran claridad» para separarse cada vez más de Rusia, según el periódico The Telegraph.
«Necesitamos fuentes de energía alternativas que sean más baratas y fiables y menos vulnerables a los caprichos de un dictador», dijo una alta fuente del Gobierno al periódico británico.
El fracking consiste en inyectar un fluido, compuesto principalmente por agua, a alta presión en formaciones rocosas. La finalidad es abrir fisuras para que pueda escapar el gas o el petróleo y así ser extraído del subsuelo.
Muchos ecologistas están en contra del procedimiento -que utiliza grandes cantidades de agua- y advierten que pueden escaparse sustancias químicas cancerígenas que contaminen las aguas subterráneas.
También se ha despertado la alarma por los temblores relacionados con el fracking, y algunos activistas afirman que esta práctica no puede llevarse a cabo sin provocar terremotos.