Por todos es conocido el afán de los ingleses por desmarcarse del resto de países de la Unión Europea. La libra esterlina en vez de el euro, las millas en lugar de los kilómetros o la conducción por el carril izquierdo son algunas de sus diferencias más sonadas.
Siempre ponerse al volante conlleva un riesgo y una especial atención que se multiplica si eres extranjero y usas el coche para conducir por las islas británicas. No sólo debes extremar el cuidado a la hora de ponerte a los mandos de tu coche, sino también prestar atención a las señales de tráfico, pues Reino Unido ha doblado en los últimos tres años los tramos de carretera controlados por radar.
Un total de 250 millas en Reino Unido están controladas por cámaras de velocidad
Son ya 250 millas (más de 400 kilómetros) las que están atentamente vigiladas por las cámaras de control de la velocidad encargadas de castigar a aquellos conductores que superen los límites establecidos.
Un estudio ofrecido por Road Safety Analysis habla de la existencia de la presencia de 50 cámaras instaladas en las autopistas de Reino Unido y 12 nuevos sistemas instalados en el último año que se encargan de penar a infracciones al volante.
El tramo de carretera más pequeño controlado por las cámaras de tráfico es de un cuarto de milla y está situado en el Tower Bridge de Londres, mientras que el tramo más amplio lo encontramos en Escocia, las 99 millas que unen Dumblane e Inverness.
Richard Owen, director de operaciones de Road Safety Analysis explica el por qué del incremento de redares de velocidad en las carreteras de Reino Unido: “Una de las principales razones de este incremento ha sido la reducción de los costes de instalaciones de cámaras permanentes (actualmente el coste es de 100.000 libras por milla mientras que en el año 2000 ascendía hasta el millón y medio la misma distancia)”.
Steve Gooding, director de RAC Foundation, asegura que la presencia de estos radares están surtiendo efecto entre los conductores, pues el número de accidentes de tráfico y de víctimas se ha visto reducido gracias a que «los ciudadanos empiezan a ver como algo cotidiano las cámaras de velocidad en las carreteras de Reino Unido».