Ante el reciente aumento de casos de Covid-19 en algunas regiones del Reino Unido, el gobierno no descarta anunciar un nuevo cierre de fronteras y ordenar un confinamiento por escalas a sus habitantes.
Sin embargo, decretar una segunda cuarentena es entre las últimas opciones a considerar por el gobierno de Boris Johnson y sería, en definitiva, un agravante de alto impacto tanto para la sociedad como para la economía.
Esta posibilidad ha sido centro de debate los últimos días y mantiene una latente incertidumbre entre todos los factores sociales.
El pasado martes, el líder del partido laborista, Keir Stamer, acusó al gobierno de haber perdido el control del coronavirus y exigió se aplique » de manera inmediata» un bloqueo por «disyuntor»de dos a tres semanas e indicó que este no afectaría el ámbito académico debido a que las escuelas estarían en su receso de medio trimestre.
El primer ministro se pronunció al respecto y acentuó su posición de evitar, según dijo, » la miseria» que generaría otro bloqueo nacional.
Hablan los especialistas
Expertos médicos, científicos y organizaciones sociales han alertado acerca de las consecuencias de otro posible «lockdown» en el Reino Unido y rechazan la idea de mantener restricciones a los ciudadanos de reactivar sus antiguas actividades cotidianas.
«Las políticas de bloqueo (confinamiento y distanciamiento social) están produciendo efectos «devastadores« en la salud pública a corto y largo plazo», advierte una reciente declaración divulgada por Great Barrington group.
Dicha declaración ha sido apoyada por alrededor de 7 mil científicos en todo el mundo, pero debatida por funcionarios de factores políticos que exigen otro confinamiento nacional, según lo reseñado en una publicación del The Washington Post.
En definitiva, el debate mundial pareciera enfocarse en la naturalización del Covid-19 y enseñar una cultura de constante prevención.
Que el mundo desarrolle una especie de inmunidad colectiva o se atenga a las consecuencias de un bloqueo global, sin tiempo aparente de caducidas y con el mayor de los riesgos de un irreversible colapso económico para los próximos años.
Pandemia paralela, grave injusticia
Entre las graves consecuencias, más allá de las económicas, el mundo se acerca a importantes impactos dañinos en la salud física y mental.
Disminución de tasas de vacunación infantil, empeoramiento de los resultados de las enfermedades cardiovasculares, reducción en la frecuencia de ejecución de exámenes para la detección de cáncer y deterioro de la salud mental.
Es decir, el desafío no es encontrar la vacuna contra el virus, es atender a posteriori una pandemia paralelay mucho más peligrosa.
Lo radical flexibilizado
En el Reino Unido, las medidas aplicadas por el gobierno han ido de lo radical a escala nacional; a paulatina flexibilización y, en los últimos días, a restricción por escalas y localizadas de acuerdo a áreas y niveles de contagio.
Muchos sectores sociales han rechazado el cumplimiento de las normas de prevención y sobre ellos recayó, en algún momento, la culpa del rebrote de casos.
Para una considerable cantidad de ingleses aún significan un poco abruptas las medidas tomadas.
Muchos todavía rechazan el uso de mascarillas, critican la reducción a seis personas en reuniones y sobre todo, en una cultura de alto consumo de alcohol, critican el cierre de bares y restaurantes a las 10 de la noche.
Sin embargo, de acuerdo a una encuesta realizada recientemente por la consultora YouGov, reveló que el 78% de los británicos expresó su apoyo a las nuevas restricciones anunciadas por el primer ministro.
No obstante, está claro que de no controlarse el auge de casos en todo el Reino Unido el gobierno se ver obligado a ceder ante las presiones de algunos ministros y sectores de oposición y el Reino Unido volvería a un segundo confinamiento.
¿Cómo combatir los efectos?
Las consecuencias que a escala individual ha generado el Covid-19 en el mundo va más allá de los efectos económicos.
Esta pandemia ha hecho que los problemas de ansiedad y ataques de pánicos que ya alertaban al mundo, por sus incalculables cifras, sean aún más acentuados.
Sin embargo, la situación llama a cuestionar una interrogante de gran impacto social en el tiempo actual. ¿Se están confundiendo los síntomas del Covid-19 con ataques crónicos de ansiedad?
Un especialista en medicina interna adscrito a la dirección de salud en la Isla de Margarita, en Venezuela, alertó recientemente: «el encierro por cuarentena ha hecho que los trastornos de ansiedad, diagnosticados o no, empeoren y estos se confundan con algunos síntomas del coronavirus”.
Los habitantes del Reino Unido contaron con la ventaja de haber, al menos, disfrutado al aire libre las últimas semanas de verano. Situación que ayudó a mitigar los niveles de ansiedad generados tras casi dos meses de encierro.
Covid-19 o ansiedad?
Para aclarar desde el ámbito médico ¿cómo las personas ansiosas podrían confundir los síntomas del coronaviruscon ataques de ansiedad?, especificó los tres componentes de la llamada hoy día “pandemia paralela”.
1.- Componente cognitivo:
Característico por la gran preocupación que embarga al mundo. “Tiene que ver con las conductas. Sobre cómo aprendemos a manejar las situaciones de la vida”.
2.- Componente físico:
Relacionado con la reacción del cuerpo humano ante las preocupaciones y las formas de las personas de manejar esas preocupaciones.
3.- Componente biológico o somatización:
“La forma en la que nuestro cuerpo expresa mediante síntomas cosas que estamos pensando o sintiendo”.
Para Herrera estos componentes son muy característicos en la cotidianidad debido al alto índice de preocupación en la que se vive actualmente como consecuencia de los alarmantes números de infectados y fallecidos por COVID-19.
Por su parte, el doctor Rupert Beale, del Laboratorio de Biología Celular de Infecciones del Instituto Francis Crick, considero que existe «una ilusion» de los gobiernoes al pretender controlar todas las formas de contagio.
“Sabemos que la inmunidad a los coronavirus disminuye con el tiempo y es posible la reinfección, por lo que es muy poco probable que se logre una protección duradera de las personas vulnerables mediante el establecimiento de una ‘inmunidad colectiva’ en ausencia de una vacuna», puntualizó.
Hay que atender la salud mental
Todos los gobiernos en el mundo se han enfocado en buscar la solución a los medios de contagio. Ninguno ha entendido la magnitud de sus efectos secundarios y la necesidad de atender la higiene de la salud mental de sus habitantes.
El control de la respiración, hacer de esta una práctica consciente, la meditación, el ejercicio al aire libre y el yoga se han convertido en herramientas de alto valor para el cuidado de la salud mental y bienestar en general de las personas.
Ante el gran desafío que ha sido este 2020, la necesidad del «self care» no depende de primeros ministros ni jefes de gobiernos. Al fin de cuentas, ellos tomarán las medidas globales y generales para atender, sobre todo, la economía de los países.
Por lo tanto, queda en el individuo, en lo personal, abocarse a su propio bienestar. Un cuerpo sano y una mente sana serán el mejor combo de respuesta ante la posible naturalización de un virus que ha causado 1,08 millones de muertes en el mundo.
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