El Comité de Control de Exportación de Armas de la Cámara de los Comunes, integrado por representantes de Asuntos Exteriores, Defensa, Cooperación Internacional y Empresa e Innovación, ha denunciado que el Reino Unido continua exportando armamento a Rusia pese al temor de que Moscú facilite apoyo logístico a los rebeldes pro-rusos en Ucrania.
De acuerdo al informe publicado por el citado comité parlamentario, tan sólo 31 de los 252 permisos de exportación han sido suspendidos. Permanecen en vigor permisos para la venta de visores nocturnos, chalecos antibalas o equipos de comunicación militar, por un valor aproximado de 132 millones de libras, alrededor de 160 millones de euros.
[pullquote]David Cameron fue uno de los líderes más firmes en su condena a Rusia, llegando a presionar en el seno de la Unión Europea para que se suspendiera cualquier venta de material militar[/pullquote]John Stanley, diputado del partido Conservador y presidente del comité ha denunciado el carácter autoritario de Moscú, y ha instado al primer ministro británico David Cameron a suspender todas las ventas militares a Rusia. Cabe recordar que el pasado mes de marzo William Hague, en su momento ministro de exteriores del Reino Unido, declaró que su gobierno paralizaría cualquier relación comercial con Moscú que incluyera transferencias de armamento.
Por su parte, un portavoz oficial del Gobierno ha declarado que el Reino Unido no ha vendido material para uso militar directo desde el inicio de las hostilidades en Ucrania, y que las licencias comerciales que siguen vigentes son aquellas relativas a bienes para uso civil.
Estupor en el Gobierno ante la venta de armas a Rusia
El informe del Comité ha sorprendido incluso dentro de la propia coalición liberal-conservadora en el gobierno. David Cameron fue uno de los líderes más firmes en su condena a Rusia, llegando a presionar en el seno de la Unión Europea para que se suspendiera cualquier venta de material militar así como para que se impusieran sanciones económicas a Moscú. Por el momento, ni el primer ministro ni Philip Hammond, nuevo secretario de estado para asuntos exteriores, han hecho públicos ningún plan de actuación concreto ante dicha denuncia.