A plena luz del día, alguien se ha llevado un ejemplar de la Nymphaea thermarum, más conocida como nenúfar enano, cuyo tamaño no supera el de una moneda de un euro. Scotland Yard ya investiga lo sucedido, pues se trata de una pérdida de valor científico incalculable, ya que la planta no crece de forma silvestre.
Según el informe de Scotland Yard, el robo debió producirse entre las 8.30 horas de la mañana y las 2.55 de la tarde del pasado jueves 9 de enero cuando no había nadie vigilando el lugar. En concreto, el nenúfar robado se encontraba en el estanque del invernadero del Príncipe de Gales que está abierto al público. Por este motivo, los organizadores del Jardín Botánico y los invetigadores sospechan que el ladrón debió ser un visitante, probablemente un coleccionista capaz de pagar a alguien o de arriesgarse personalmente a cometer el robo para añadir la codiciada pieza a su colección.
Al respecto, Eberhard Fischer, descubridor del nenúfar en cuestión en Ruanda, aseguró que «alguien pagó a otra persona para que lo robara; se trata de una planta realmente única y especial».
Y es que el valor científico de esta especie de nenúfar, el más pequeño del mundo, es imposible de cuantificar. Fischer lo encontró en Mashyuza, en el suroeste de Ruanda, donde crecía de forma silvestre hasta hace dos años, y en donde no se ha vuelto a reproducir. En la actualidad, solo se conservan nenúfares enanos en el jadín botánico de Bonn (donde trabaja Fisher) y en el mencionado de Kew Gardens con la intención de, en un futuro, replantarlos en su país de origen.
«El nenúfar no tiene precio», afirmaba Richard Barley, director del Departamento de Horticultura del Kew quien calificaba el robo como un «mazazo moral».