El cantante afirma en una carta que aún no está recuperado
Lo que para muchos es un manjar, para Robbie Williams ha sido una bomba para su estómago. Al parecer una langosta en mal estado causó serios y dolorosos problemas al cantante inglés, que se vio obligado a suspender el concierto que tenía previsto en Copenhague el pasado viernes por la noche, donde compartía escenario con sus compañeros de Take That. El diagnóstico médico, una grave intoxicación alimentaria.
En una carta destinada a sus preocupados fans, el cantante dice no estar aún ‘completamente fuera de peligro’. Sus seguidores han podido ver una imagen, que circula por Internet, y donde queda patente el desmejorado estado del inglés. En la fotografía aparece tumbado en una especie de cama, con la cara desencajada, y en sus manos hay signos de haber requerido el uso de una vía intravenosa.
Todo empezó dos horas después de haber cenado en un restaurante. El cantante empezó a sentir dolores en su estómago y estuvo toda la noche y, buena parte de la mañana, con malestar y visitando repetidamente el aseo. A pesar de su estado el cantante, comprometido con su público, asistió al estadio para organizar como siempre los preparativos del concierto. Pero por recomendación médica y por su indisposición final, se decidió cancelar el show, ya que a las ’16h de la tarde el cantante continuaba con vómitos’ y la organización, según un comunicado colgado en la página oficial, prefirió no abrir las puertas del estadio ya que consideraban que era un ‘error continuar adelante con el show’ sin su estrella principal.
El equipo de Williams se siente desanimado ya que se trata ‘del primer concierto que han cancelado desde la carrera de la banda’, y confiesan que fue ‘una difícil decisión’. También piden perdón ‘desde el corazón’ a todos los fans que adquirieron una entrada y que no pudieron disfrutar del espectáculo musical.