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Saint Patrick’s Day

En plena Cuaresma los irlandeses celebran su propio carnaval. En el país de marcado fervor religioso, el día del Santo Patricio alivia con su alegre desenfreno el recogimiento, ayuno, abstinencia y penitencia de la Cuaresma católica. La festividad se ha secularizado con los años convirtiéndose en el Día Nacional de Irlanda.

Se cuenta de San Patricio que fue secuestrado por mercenarios irlandeses en su Bretaña natal y llevado a Irlanda como esclavo en el siglo V d.C. Durante su cautiverio aprendió gaélico, el idioma irlandés. Este lenguaje de origen celta le resultaría muy útil para cumplir el gran proyecto que le fue revelado estando ya en libertad: regresar a Irlanda para liberarla de sus costumbres paganas, representadas metafóricamente con serpientes, y convertir a sus habitantes al cristianismo. Y no sólo lo consiguió sino que además liberó a la isla de las serpientes, lo que explica el hecho de la ausencia de estos reptiles en Irlanda (aunque ahora sepamos que esto se debe a meras condiciones ambientales).

Quince siglos después de su nacimiento, este hombre de origen inglés es honrado con el título de Patrón de los irlandeses y el día de su muerte se ha elevado a fiesta nacional. Los festejos superan las lindes geopolíticas del país y han ido cobrando cada vez mayor importancia, en parte por el impulso que a esta celebración le han dado los irlandeses emigrados -principalmente a EEUU- y que han hecho de esta fiesta la más multitudinaria que ningún santo jamás tuviera.

La Gran Hambruna de mediados del XIX diezmó dramáticamente la población de la isla, ya fuera por muerte o por exilio. La diáspora irlandesa, calculada en unos 80 millones (frente a los 4 millones que viven en la isla) incluyendo a los descendientes hasta la tercera generación, se reúnen donde quieran que se encuentren para festejar con orgullo su historia y su cultura.

Festejo

Es 17 de marzo. Dublín se engalana para festejar Saint Paddy´s day. Las calles de Dublín se atestan de gente. Irlandeses y simpatizantes se contagian de un espíritu festivo que va más allá de lo meramente religioso.

Desfiles de carrozas, malabares, trapecistas, orquestas y danzas animan a cualquier espectador que se asome. La ciudad vibra al ritmo de música tradicional irlandesa encargada a violines, flautas, guitarras y ‘bodhráns’ (tambor irlandés). Y otras veces enloquece con ritmos más modernos de sabor rockero o punk.

Las tabernas, lugar de reunión social por excelencia, rebosan de vida desde el mediodía hasta la madrugada y entre pinta y pinta de la ‘black stuff’, la mítica cerveza negra, Guinness, y algún whisky que otro, distintas generaciones intercambian conversaciones, risas y sueños.

La patria irlandesa. Sus verdes prados, sus leyendas y sus mitos ancestrales. Malhumorados ‘leprechauns’ de pelirrojas barbas y verdes sombreros salen de los cuentos para hacernos bromas; tréboles druidas cosidos en la vestimenta o pintados en la piel homogenizan los rostros de los asistentes y los tres colores de la bandera republicana salpican todo el panorama. Hasta acompañando los suculentos guisos de ternera en forma de guarniciones vegetales de col, patata y zanahoria.

Identidad y cultura

La ciudad rebosa de verde independencia, de verde esperanza. Siendo un país de fuerte raigambre católica, se ofician misas para los feligreses de pro que conmemoran la evangelización de la isla por el santo quien con el popular trébol, explicaba hace unos 1.500 años a los lugareños el concepto de la Santísima Trinidad; tres entes distintos en una misma unidad, como las tres hojas de un mismo trébol. Pero lo que en pleno siglo XXI de verdad se conmemora es el orgullo patrio irlandés.

La confirmación de una identidad y cultura propias que por fin respira. La negra historia de Irlanda marcada por invasiones, saqueos, esclavitud, hambrunas y conflictos hacen de esta históricamente vapuleada identidad nacional el mayor tesoro de un pueblo resistente, afable y acogedor. Los irlandeses han encontrado su lugar en el mundo y el día de San Patricio, es el día para reconocerlo públicamente y hermanarse. Y no lo hacen con engañosa propaganda ni discursos facciosos sino invitando al mundo a conocer y a participar de su folclore y ricas tradiciones que han sabido mantener ante la adversidad, generación tras generación, e integrarlas perfectamente en su camino hacia la modernidad.

Irlanda, país de emigrantes en el pasado es ahora receptor de miles de ciudadanos de todo el mundo. El ‘tigre celta’ que despertó en los 90 acelerando su economía lo permitió y, a pesar de las dificultades actuales y del rescate económico, lucha por seguir adelante y muchos se han quedado, formando en estas tierras su hogar.

¡Fáilte! ¡Bienvenidos!

En Londres / Desfile Saint Patrick’s Day
18 de marzo
A partir del mediodía desde
Trafalgar Square pasando por Piccadilly, Regent Street, Pall Mall y Whitehall.

 

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