Portada | Actualidad | Saludos cómplices

Mourinho siempre ha tenido un poco de complejo de superioridad frente al resto de los mortales. Se cree el tío más listo del mundo, vete tú a saber porqué. Quizá porque cobra 10 millones de euros por temporada. Bien ganados, que nadie se confunda. Es todo un ejemplo de profesionalismo y un gran gestor de grupos, y genera para las arcas del equipo blanco muchos más billetes que cualquier jugador de relumbrón, con permiso del niño mimado, Cristiano Ronaldo.

Pero no van por ahí los tiros. El pasado 14 de marzo, tras finalizar el encuentro entre el Real Madrid contra el CSKA de Moscú, el entrenador portugués se enfiló hacia el fondo sur del Santiago Bernabéu para aplaudir los ánimos de los aficionados de esta parte de la grada. «Quiero agradecer a los pocos que estaban detrás de la portería porque si no fuera por ellos pensaría que el campo está vacío», dijo el portugués. Fue agradecido con el apoyo de esa parte de la afición, esa puede ser la única lectura positiva.

Me extraña que Mourinho no conozca la historia del grupo neo-nazi de los Ultras Sur. Un periodista –sí, ese grupo de profesionales que tanto le exaspera- conocido con el sobrenombre de Antonio Salas publicó hace ya unos años un libro llamado Diario de un Skin. Fue el libro más vendido en España durante en el año 2003. El valiente informador se infiltró de pleno en el grupo de extrema derecha haciéndose pasar por uno de ellos (Tiger88 era su nombre) y proyectó a la opinión pública la verdadera historia de estos cabezas rapadas.

El odio, según afirma Salas, es el único denominador común en el grupo Ultra Sur. «Odio contra los negros, los judíos o los moros. Odio contra las prostitutas, los homosexuales y los travestidos. Odio contra los burgueses, los capitalistas y los progresistas. Odio contra casi todo lo que no sean ellos mismos», dice Salas. Sus libros de cabecera son, entre otros, Mi lucha, de Adolf Hitler, o El mito del s.XX, de Alfred Rosenberg. Con estas credenciales, ¿Alguien saludaría a estos mentecatos?

A lo mejor Mourinho juega al despiste, o todavía no se ha dado cuenta que en España no existen aficiones como las del Chelsea o Inter. Señor José, que aquí no se anima como en Stratford Bridge. Que la única afición que parece inglesa en la Liga -y por cierto, se siente poco española- es la del Athletic de Bilbao. Él necesita sentirse querido, ser el foco de atención. Puede ser que en Inglaterra encuentre lo que busque, o quizá en Italia, quien sabe. Pero resulta patético que a estas alturas una figura pública de su calibre mande gestos de complicidad a un sector de la grada que no debería tener ni el apoyo del palco blanco, ni del resto de aficionados al fútbol.

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