Recorrer la costa atlántica de Galicia, en el “finis terrae” de la Península Ibérica, es una aventura memorable que culmina en algunos lugares con un interés muy especial. Muchos son los que se acercan al santuario dedicado a San Andrés, situado en el término municipal de Cedeira, aunque bajo la autoridad espiritual del obispo de Mondoñedo. Poco sabemos de sus orígenes, aunque es habitual que estos lugares de culto y peregrinación estén relacionados con mitos y leyendas anteriores al cristianismo. Elegir al hermano de Pedro como patrón lo enlaza con otras tradiciones lejanas, con el Saint Andrew escocés y otros lugares de la costa europea, que algunos eruditos atribuyen a las culturas celtas, un cajón de sastre donde suelen colocar sus afinidades histórico-poéticas. La misma bandera regional gallega se deriva de la cruz de dicho apóstol, a la que, tal vez por razones de economía, eliminaron uno de los trazos.
Todos los peregrinajes tienen una componente mágico-colectiva. Son grupos los que peregrinan, no es un hecho individual, entre la purificación y un camino con sentido en sí mismo. La meta no es tan importante como el recorrido. Rafael Usero, un sabio cedeirés, escribió un excelente y detallado libro sobre este lugar, sus orígenes y tradiciones. Dotado de una gran capacidad didáctica, seguro que adquirida tras largos años dedicado a la enseñanza, el autor nos acompaña por unos paisajes cargados de magia y restos arqueológicos.
El relato se ilustra con los innumerables visitantes que llegaron al santuario, con orígenes e intenciones muy variadas, y una descripción del entorno, los acantilados impresionantes, famosos por los mejores percebes del mundo, y la imponente sierra de la Capelada. Desde allí se divisan los pesqueros cuyos tripulantes arriesgan sus vidas en el trabajo. Muchas de las historias acaban con la frase “se lo llevó el mar”, en recuerdo de la cuota que el Atlántico cobra a los marineros, y a sus familias, de forma implacable. Cedeira no está exenta de fantasías, como la de Lanzarote del Lago, el de las leyendas artúricas, que se supone llegó a estas tierras y acabó su vida entre los habitantes de estas costas.
A la entrada de su amplia ría, protegida por una fortaleza en tiempos dotada de artillería, se alza una capilla dedicada a San Antonio de Corveiro, que fue saqueada por corsarios ingleses, con una fragata y dos paquebotes el 2 de julio de 1747. Como buenos ‘hooligans’, se llevaron unas imágenes y colgaron del cuello al santo en uno de los palos del barco, cosas de protestantes iconoclastas.
A San Andrés de Teixido dicen que “va de muerto el que no va de vivo”. Recomiendo ir por allí a disfrutar de sus percebes, antes de que sea demasiado tarde.