Portada | Cultura y Ocio | Arte | Sanja Iveković: arte contra la represión

Sanja Iveković: arte contra la represión

Sanja Iveković. New Zagreb (People Behind the Windows), 1979, photomontage: digital print mounted on aluminium, 122 x 167.8 cm. / Cortesía de la artista.

Dos galerías londinenses muestran la primera retrospectiva de la artista croata

Las salas de Covert22 y la South London Gallery ofrecen de manera conjunta hasta el 24 de febrero la muestra Unknown Heroine, la primera exposición individual en UK de la artista croata Sanja Iveković (Zagreb, 1949). Esta retrospectiva reúne los trabajos de las últimas cuatro décadas de Iveković, desde sus pioneros montajes en collage, a películas, performances e instalaciones. La artista, que aborda temas como la identidad femenina, el consumismo y la amnesia histórica, ha sido reconocida internacionalmente por su inclusión en la Documenta13, así como por su participación en otras grandes exposiciones como la Mudam de Luxemburgo o el MOMA de Nueva York. La muestra, comisariada por Lina Džuverović, es un recorrido por una serie de trabajos realizados en un contexto de inestabilidad política, hasta la producción actual. Sanja Iveković pertenece a la misma generación que Marina Abramovic, serbia de Belgrado. Ambas fueron las primeras mujeres procedentes de Europa del Este en abrirse camino en el escenario internacional del arte contemporáneo, absorbiendo los lenguajes de la época, la performance en el caso de la serbia, y los mass-media en el de la croata. Iveković, algo más joven, se formó bajo la influencia combativa de la primavera de Praga de 1968, iniciando nuevas modalidades de expresión en lo que se conoció como Nova Umjetnicka Praksa (nuevas prácticas artísticas), cuando los artistas decidieron romper con los moldes establecidos por el comunismo, que trataban de imponer sus directrices también en el ámbito de la creación. De esta manera Iveković comenzó una carrera plagada de obras-manifiesto regidas principalmente por los principios del naciente movimiento feminista, aquellos que por ese entonces aseguraban que «lo personal es político».

Entre sus trabajos performánticos cabe destacar Triangle (1979), una acción llevada a cabo desde la terraza de su casa durante la visita oficial del presidente Tito a Zagreb. La secuencia empieza cuando la artista sale al balcón y se recuesta entre dos sillas con un vaso de whisky en la mano, dispuesta a leer un libro. Al paso de la comitiva presidencial, comienza a hacer gestos como si realizara una masturbación. Denunciada por sus vecinos y detectada por los servicios de vigilancia apostados en los tejados cercanos, la policía irrumpe a los pocos minutos en su casa para ordenarle que personas y objetos «deben ser retirados inmediatamente de su balcón». Este acto constituye su primera intervención político-artística. Una protesta contra una clase de gobierno que considera violento y totalitario. Con la representación pública de un rito privado hace que las miradas giren sobre su vulva y, al menos por unos segundos, no queden sometidas a la parafernalia del mariscal y su séquito. Todo dura menos de veinte minutos, pero la documentación fotográfica del hecho nos invita aún hoy a la reflexión, aunque hayan pasado más de tres décadas.

Sanja Iveković. Make Up Make Down, 1978, 5’12», still from video, colour, sound. / Cortesía de la artista.

Sweet Violence toma su nombre de un vídeo homónimo realizado en 1974, una de sus primeras incursiones en el campo de la imagen en movimiento. Se trata de una reflexión crítica sobre la cultura mediática en Yugoslavia, bajo la doctrina de La tercera vía adoptada bajo el mandato de Tito, esto es, mezclar dos discursos políticos, el socialismo y la ideología del libre mercado para venderlo mediante un hábil ejercicio propagandístico. Iveković resuelve su investigación pegando cinta adhesiva negra sobre la pantalla del televisor, simulando los barrotes de una cárcel, y grabando la emisión del programa de propaganda económica de la TV de Zagreb. La idea era crear la duda ante la dulce mentira que pretendía propagar la autoridad en la conciencia colectiva yugoslava.

Sin embargo, su trabajo más conmovedor es Women’s House (Sunglasses), 2002/2012, una ficción en forma de publicación de 18 páginas con anuncios de gafas de sol de diseño. Cada foto es de un modelo femenino en pose dramática y sensual, cuya mirada está oculta tras una montura con cristales oscuros. En pequeñas leyendas, superpuestas a modo de recortes de prensa, describe la historia de estas mujeres reales, huidas de relaciones abusivas. Página tras página, se lee información sobre el maltrato físico, verbal y la represión social a la que se vieron sometidas, por lo general a manos de sus parejas masculinas. Aunque las historias se vuelven difíciles y dolorosas de leer, el último mensaje no contiene un tono de derrota. En su relato, una mujer afirma: «…me encanta ser una mujer, a pesar de todas las humillaciones». La obra se convierte así en una exaltación de la feminidad, resaltando la condición por encima de todas sus dificultades.

Con esta muestra simultánea, se legitima el trabajo de una de las artistas más incisivas de las últimas décadas, alguien que ha investigado como pocos las relaciones entre el arte y el cambio social. La de Iveković es una obra clave para entender las evoluciones político-sociales tras la caída del muro de Berlín, y es considerada un punto de referencia para el importante número de artistas procedentes de esas mismas latitudes que hoy triunfan en la esfera artística internacional.

Relacionado

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio