El desastre de Moorgate dejó 43 muertos y 74 heridos en 1975, y aún se desconoce la causa exacta. El 28 de febrero de 1975, un tren de la Northern line se estrelló contra el final del túnel en la estación de Moorgate, provocando el peor accidente en tiempos de paz en la historia del metro de Londres. La tragedia dejó 43 muertos y 74 heridos, mientras que los equipos de rescate trabajaron en condiciones extremas para salvar a los supervivientes. A pesar de diversas investigaciones, la causa exacta del accidente sigue sin esclarecerse medio siglo después.
Aquel viernes por la mañana, un tren repleto de pasajeros se dirigía a la City, el corazón financiero de la ciudad. A medida que se acercaba a la estación de Moorgate, el convoy no redujo la velocidad y se estrelló contra el tope final del túnel a más del doble del límite permitido de 15 mph (24 km/h).
La fuerza del impacto hizo que los dos primeros vagones quedaran aplastados bajo el peso de los cuatro restantes, atrapando a los pasajeros en un escenario de horror. Los equipos de rescate trabajaron durante horas en condiciones extremas, con temperaturas superiores a los 33 °C en el túnel, para liberar a los heridos.

Un conductor sin reacción y sin respuestas
La investigación reveló que el conductor, Leslie Newson, de 56 años, nunca intentó frenar. La palanca del hombre muerto, diseñada para detener el tren si el conductor quedaba incapacitado, seguía activada. Estas pruebas alimentaron la hipótesis de un posible suicidio, aunque no se encontraron pruebas concluyentes.
Otra teoría apunta a un problema de salud. Newson había sufrido una conmoción cerebral meses antes del accidente y, según algunos expertos, pudo haber sufrido un ataque epiléptico en el momento del siniestro. Además, en la semana previa al accidente, se había pasado dos estaciones, algo inusual en su historial.
Un accidente que cambió el metro de Londres
El accidente de Moorgate impulsó nuevas medidas de seguridad en el metro de Londres. En 1978, se introdujo el sistema de protección de Moorgate, que activa automáticamente los frenos si un tren no reduce la velocidad al acercarse a una estación. También se estableció un nuevo límite de velocidad de 16 km/h en los tramos finales de las líneas.
En 2013, un monumento en Finsbury Square fue erigido en honor a las víctimas, los supervivientes y los equipos de rescate. Sin embargo, el misterio sobre la causa del accidente sigue sin resolverse, convirtiéndolo en una de las tragedias más enigmáticas en la historia del transporte británico.
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