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Sevilla: cuna de la cultura, el arte y el flamenco

Alegría y hospitalidad son las palabras que mejor resumen la esencia de Sevilla. La capital de Andalucía, situada en el sur de España, de casi 3.000 años de historia, enamora a los turistas por el estilo de vida de los sevillanos, unos ciudadanos que saben disfrutar y compartir cada momento del día con todos los visitantes.

A tan sólo dos horas y media de Londres y donde además se puede llegar con compañías aéreas low cost, Sevilla es cuna de la cultura, el arte y el flamenco y se mantiene viva con una continua oferta musical, deportiva y de ocio, que invita a visitarla para descubrir los numerosos atractivos que la ciudad ofrece durante todo el año. Su excelente situación geográfica le otorga el privilegio de mantener durante todo el año un envidiable pacto con el clima, concretamente, 2.900 horas de sol al año y un invierno y otoño suaves.

Sevilla cuenta, además, con un rico pasado marcado por las diversas culturas que la poblaron, es referente gastronómico y una de las ciudades con uno de los patrimonios arquitectónicos más relevantes de Europa. En la capital hispalense se puede admirar la Catedral gótica más grande del mundo, uno de los centros históricos más extensos de Europa, el río Guadalquivir, con más tramos navegables de España o disfrutar de una historia apasionante plagada de momentos memorables como la primera circunnavegación terrestre, con la que se comprobó la redondez de la tierra, o incluso el establecimiento en exclusiva del comercio portuario con las Indias.

Entre sus monumentos más visitados destacan: La Giralda y la Catedral, desde el año 1987 Patrimonio de la Humanidad. Más de cien metros de altura y un entorno mágico la convierten en cita obligada con el visitante.

La Torre del Oro comenzó a construirse allá por el año 1220 y, unida a la Torre de la Plata, formaba parte de la muralla de la ciudad. Actualmente, alberga en su interior el Museo Naval de Sevilla. Hay varias ciudades en España que cuentan con una plaza con el nombre de Plaza de España, pero a la hora de valorarlas y compararlas no existe duda alguna. Construida como seña de identidad de la Exposición Universal de 1929, es la obra cumbre del genial arquitecto Aníbal González.

La Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla es la sede de las corridas de toros que se realizan en la capital hispalense, teniendo especial relevancia para los aficionados las que se celebran durante la Feria de Abril, una de las fiestas de primavera por antonomasia de la ciudad. Es considerada la plaza más importante y con mayor tradición taurina de España, apodada popularmente como la «Catedral del Toreo».

Para contemplar Sevilla se puede comenzar con un paseo por la ciudad en bicicleta gracias a la extensa red de carriles que conectan la capital hispalense. Se puede aprovechar la bici para dar un paseo por la ribera del río Guadalquivir, donde además de disfrutar de las vistas, el visitante podrá conocer los secretos de la gastronomía sevillana. La seña de identidad gastronómica de Sevilla es la tapa, un aperitivo que se sirve en la mayoría de los bares o restaurantes acompañando a la bebida, pero también existe una cuidada y elaborada oferta de mesa y mantel.

Durante la época estival, es muy apreciada la sombra, la brisa del río y cualquier refresco tomado al atardecer en los numerosos veladores de los bares y restaurantes o en las terrazas que abundan en las azoteas, las cuales suponen el maná del estío sevillano. Si el sol aprieta, qué mejor que refrescarse con una cerveza o degustar sabores de helados tan peculiares y tan autóctonos como el azahar, el pestiño o la naranja. Las zonas comerciales del casco histórico y de los barrios de Los Remedios y Triana permiten comprar a la vez que se pasea por sus calles peatonales.

Para aquéllos que prefieran caminar, Sevilla cuenta con varias rutas diseñadas a la carta: Los amantes de la ópera pueden seguir el camino de mitos como el de don Juan, el de Fígaro o el de Carmen. La Fábrica de Tabacos, la hostería del Laurel o el Castillo de San Jorge son escenarios que inspiraron o en el que se recrearon algunas de estas obras. Quienes se interesen por la arquitectura y la historia pueden optar por la Ruta de la Exposición Iberoamericana celebrada en 1929 y su diseño indigenista y regionalista. Para los enamorados de la ciencia, Sevilla también ofrece la Ruta de los Fósiles, visitando los edificios de la ciudad que aún conservan restos del pasado prehistórico.

Por otro lado, los visitantes pueden también disfrutar de las zonas verdes que ofrece Sevilla en sus parques como el de María Luisa- declarado como lugar de Interés Cultural -los jardines de la Buhaira, del Alcázar, del Prado, o el de las Delicias.

Qué mejor que disfrutar de la noche con alternativas de ocio en enclaves como la calle Betis, la Alameda, el Arenal y la Avenida de las Delicias. Sin duda, el mayor lujo que ofrece la ciudad a los nocturnos es la posibilidad de pasar la noche al aire libre. Y si es en las alturas mejor. Los establecimientos hosteleros más vanguardistas del centro ofrecen en sus terrazas algunas de las mejores panorámicas de la ciudad, acompañado de una amplia carta de bebidas y cócteles. Entre ellos se encuentran las terrazas de los hoteles EME, Alfonso XIII, Rey Alfonso X, Murillo, Vinci la Rábida (con su restaurante mirador), Doña María o el hotel Fontecruz. Todos ellos ofrecen la espectacularidad de la Giralda casi al alcance de la mano. El restaurante Gastrosol, en el Metrosol Parasol de la Plaza de la Encarnación, y la clásica terraza del hotel Inglaterra encarnan el pasado y el futuro de la Sevilla desde las alturas.

Una de las citas ineludibles que no se debe pasar por alto es entrar de noche en joyas del patrimonio sevillano como es el Real Alcázar, un majestuoso conjunto de edificios amurallados que recogen estilos tan diferentes como el mudéjar, el gótico, el renacentista y el barroco. Al igual que sucede con la Giralda y con el Archivo de Indias, es Patrimonio de la Humanidad, y en temporada estival alberga conciertos de música en sus amplios jardines. Asimismo, la Iglesia del Salvador y el Hospital de la Caridad también organizan visitas nocturnas guiadas hasta septiembre.

Sevilla invita al turista y al sevillano a conocer y descubrir la historia menos conocida: las huellas de Sevilla sefardí, las joyas del Mudéjar, los rincones romanos que aún la ciudad conserva, así como los templos y los conventos, de los que popularmente son conocidos sus dulces y trabajos artesanales. Un turista no puede marcharse de la ciudad sin haber dado antes un paseo por el barrio de Santa Cruz, en el centro histórico. Su origen se remonta a la antigua Judería de Sevilla, y en su interior se encuentran plazas como doña Elvira o Los Venerables, y callejuelas de cuento como Aire, Gloria o el Callejón del Agua.

Sin duda, la cultura tiene un lugar destacado en la ciudad. Desde el Museo de Bellas Artes, segunda pinacoteca nacional tras el Museo del Prado, hasta el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (situado en la Isla de la Cartuja) pasando por el gran teatro de la Maestranza, con una rica y variada programación, que va desde la ópera, la zarzuela, rectales líricos, danza o conciertos sinfónicos, el Museo Arqueológico, el Museo de Artes y Costumbres y el antiquarium, entre otros. Una de sus citas estrella en el cartel veraniego es Nocturama, que hasta septiembre se celebra en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.

En pareja, en familia o con amigos, la diversión está garantizada en el parque temático Isla Mágica, y en el acuático Aquópolis. También se pueden realizar paseos en barco por el río Guadalquivir o disfrutar de las panorámicas de la ciudad que ofrece el Metrosol Parasol.

Las dos grandes fiestas de Sevilla son la Semana Santa y la Feria de Abril incluidas dentro de las Fiestas de Primavera. Mundialmente conocidas, congregan cada año a millones de personas en torno a un estilo de vida único.

La Semana Santa de Sevilla es la conmemoración de la pasión y muerte de Cristo a través de las procesiones que realizan las cofradías a la Catedral de la ciudad durante el periodo comprendido entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección. Además de los aspectos religiosos, la Semana Santa sevillana es un fenómeno de carácter sociocultural, turístico y económico de gran importancia en la ciudad.

Declarada de Interés Turístico Internacional, constituye una de las grandes fiestas de primavera, junto a la Feria de abril, un conjunto de casetas y atracciones que se instalan en el recinto ferial del barrio de Los Remedios para la celebración de la fiesta local de Sevilla.

Además, Sevilla se caracteriza por su industria artesana, protagonizada principalmente por la cerámica y la alfarería, cuya producción se localiza en el popular barrio de Triana. Todavía hoy se fabrican a mano artículos como mantones, mantillas, bordados, encajes, abanicos, instrumentos musicales, objetos de guarnicionería, trajes de flamenca y complementos, etcétera. El espléndido monumento Puente de Triana, que se llama en realidad Puente de Isabel II, une el arrabal trianero con Sevilla a través del Guadalquivir.

La receta para el calor en Sevilla está bien consolidada: dejarse llevar y disfrutar de un magnífico verano.

 

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