La sexualidad humana siempre ha sido un concepto que entraña aspectos de muy diferente índole, aún un tema tabú en muchos ámbitos, y una gran desconocida que nos lleva a mitos que son completamente falsos y a desarrollar actitudes negativas hacia un aspecto muy importante en nuestro ciclo vital.
Uno de estos ámbitos en los que la sexualidad se encuentra infravalorada, es en las personas que sufren algún tipo de discapacidad. Es un espacio muy poco estudiado, y que no se le da la importancia que requiere. Se pueden dar realidades de diferente nivel, como que se produzca una masturbación en público, o que una persona que sufra discapacidad pida que la ayuden a masturbarse, y no estar preparados para saber cómo atender este tipo de situaciones. Por eso, para llevar a cabo una concienciación más efectiva, es necesario empezar por una educación sexual clara y concisa, para todo tipo de personas, sin distinguir condición o sexo. Todos los hombres y mujeres necesitan educación sexual, con independencia de cual sea su actividad erótica o de si muestran mucho o poco interés por el tema, siempre hay algo que hacer.
Los objetivos para educar deben centrarse en todas las sexualidades, para atender y trabajar todo tipo de necesidades que puedan surgir. Es fundamental:
– Aprender a conocerse.
La sexualidad se encuentra en todo nuestro cuerpo, por lo que es muy importante conocerlo, saber cómo somos y cómo funcionamos. Además, conocernos nos ayuda a saber apreciar las diferencias, a entender que cada persona es única.1
– Aprender a aceptarse.
Tanto hombres como mujeres deben sentirse bien con ellos mismos, y para ellos es fundamental aceptarse. Todas las personas tienen el derecho de disfrutar su sexualidad como algo natural y positivo, sabiendo que existen diferencias, y aceptándolas a su vez para poder ayudar a otras personas.
– Aprender a expresar la erótica de modo satisfactorio.
Cuando hablamos de satisfacción, hay que tener en cuenta que al practicar cualquier acto sexual (caricias, coito, masturbación…etc.), es igual de importante el cómo lo hacemos que el cómo lo vivimos. No se trata de cantidad, sino de disfrutar de cada práctica erótica, de hacerlo de una manera coherente que nos transmita bienestar.
A la hora de trabajar con personas con discapacidad, hay que transmitir que existen muchas posibilidades dentro de la erótica y la sexualidad, que no todo se basa en una práctica en concreto. Siempre hay que mostrarlo desde una posición normalizada, tanto para estas personas como para sus familias.
Una cuestión muy importante que se debe tener muy clara, es que todo el mundo tiene derecho a pedir ayuda cuando el desconocimiento y la ignorancia es lo que reina en la situación que se vive. Es decir, esa culpabilidad que algunas personas sienten por tener que pedir que les enseñen a actuar no debe ser justificada, pues es un razonamiento humano lógico en un primer momento de adaptación, pero no un sentimiento crónico en la realidad de estas personas de las que otras dependen. ¿Qué hacer entonces? Respirar hondo, tener las ideas claras y seguir adelante con lo que se está viviendo. La sexualidad en personas con una discapacidad no deja de ser otro punto en el entorno vital que viven, la única diferencia es que hay que saber cómo enseñarles a vivirlo, sin realizar distinciones. No siempre es fácil, pues el “Qué dirán” muchas veces influye de manera negativa, y no deja que estos aspectos avancen.
Actualmente existen multitud de asociaciones, guías y apoyo general en la sociedad, con las que se puede contar para informarse, pedir ayuda como comentábamos antes, y asegurar el bienestar de las personas con discapacidad. Desde estos puntos, se abarcan las necesidades básicas desde un punto de vista más global, y se trabajan algunas de ellas muy importantes, como la inteligencia emocional y la autoestima.
No hay que olvidar que una familia (llamemos familia a la carnal y a la que no lo es) en la que haya algún miembro dependiente, siempre tiene un cuidador primario. ¿A qué nos referimos? A esa persona que sobresale en el cuidado, la que se ocupa de todo, y que muchas veces sufre en silencio por varias causas, entre ellas la vergüenza de preguntar, y la situación que directamente se vive. Son personas de las que también hay que cuidar, a las que hay que prestar atención, y a las que dar tanta ayuda cómo la que piden, y la que no.
Temas tabúes siempre van a existir, pero éste no debe ser uno de ellos, pues como dijo Richard Basch, “justifica tus limitaciones, y entonces las tendrás.”