Con puntualidad, unos ritmos rockeros y poco a poco en escena. En la pista, gritos y aclamos. Así hizo su aparición Ska-p el pasado 14 de octubre en el HMV Forum, en Kentish Town. «¿Preparados para la estampida? ¡Come on!» gritó Pulpul, la voz principal de la banda. Como no podía esperarse de otro modo, la respuesta inmediata del público fue un estruendo grito afirmativo que se manifestó, además, con lo que parecía desde fuera una cadena humana masificada en continuo movimiento y en la que los brazos hacia arriba intentaban llegar al techo.
Más de una de las alrededor de mil personas que asistieron, según los datos proporcionados por el promotor del evento, seguro que sintió al día siguiente agujetas por no parar de brincar durante las dos horas en las que se desarrolló el concierto. Y es que, el sonido arrollador de las guitarras, las dos trompetas y la batería, junto a un juego de luces medido, logró una combinación espectacular del grupo en escena. Así, más que un simple concierto, Ska-p ofreció a los asistentes un espectáculo de luces, colores y fuertes ritmos rockeros. En parte, esto se debió también a los continuos disfraces de «el hombre de las mil caras», como así lo llamó Pulpul al presentarlo, Pipi. Éste se atrevió incluso a salir disfrazado llevando por zapatos unos altos zancos. En cierto modo, los disfraces iban acorde con algunas de las reivindicaciones sociales habituales de la banda, como el disfraz del Tío Sam o el de un chimpancé vestido de policía.
El feeling de la banda con el público podía palparse en el ambiente. Y es que, el concierto, además de llegar a convertirse en un show, también hizo las veces de meeting social, en el que la banda aprovechó para mostrar sus luchas sociales y el público aclamaba cada una de sus reivindicaciones. Lo que sí quedó lo suficientemente claro es que Ska-p es un grupo internacional. Lejos queda el pensar que las mil personas que asistieron eran españolas. Italiana, latinoamericana, inglesa y polaca, eran algunas de las nacionalidades de la gente que no quiso perderse el debut de la banda en Inglaterra.
En cualquier caso, incluso sin conocer el idioma, todos brincaron sus canciones. Una de las más conocidas, «Legalización», sonaba a los treinta minutos de comenzar el concierto y revolucionó, si cabe, aún más la sala. Media hora más tarde se oía su conocido «Vals del obrero» y la euforia fue máxima. Cuando llevaban una hora y media en total, Pupul gritó: «Hasta siempre amigos»; el público reaccionó botando en actitud de rebeldía y con un fuerte estruendo de palmas. Pero Ska-p se resistía…. Hasta que un haz de luz iluminó a Pulpul: «¡Pues claro que sí! ¡Resistimos!» y allí estaban otra vez. Pero minutos después el final se avecinaba, aunque muchos no esperaban ese fin. No hubo más disfraces. Varios componentes de la banda se quedaron en ropa interior y se mostraron una vez más, en este caso literal, tal cual son.