Londres es una ciudad enorme, te lo digo por si no te habías dado cuenta a estas alturas. Es vibrante, excitante, te vapulea todos los sentidos, en resumen, es f*** amazing. Pero, como en toda moneda, hay dos caras.
La soledad que te cala hasta los huesos
En este tiempo de prisas, de distancias enormes, la gente se pierde, prioriza, y está claro que en una ciudad, donde se va y se viene, un nuevo rostro – a no ser que tenga perspectiva de sexo- no es una prioridad. Y es que el metro se come nuestro tiempo, el trabajo nuestra energía y nuestras ganas nos las roban esas facciones desganadas de las personas que vemos por la calle.
Imagen de Rodrigo Valero, http://www.rodrigovalero.esSerá que yo vengo de una parte del mundo donde faltar a una cita es pecado, nuestro tiempo se valora y no puedes menos que sentirte mal “dejando tirado” a alguien por el que haces esfuerzo para que eso no ocurra. Aquí es el pan de cada día; haces y deshaces planes cual madeja de lana para, al final, quedarte tejiendo tú sola en casa.
No nos engañemos, la soledad bien entendida es maravillosa, tener tiempo para ti, para meditar, leer un buen libro o ver esa serie chorra que jamás admitirías que estás viendo, pero ¿qué pasa cuando necesitas un café y un desahogo? Simplemente verte reflejada en otros ojos que te entiendan, un aburrirnos juntos, un silencio compartido, un culo lleno de briznas de césped -yo te sacudo a ti y luego tú a mí- un “me he quemado la lengua con el té, creo que necesitamos helado”, un “préstame una rebeca, que tengo frío”, poder notar el olor de otro suavizante que no sea el tuyo… y es que necesito que me toquen los demás, un apretón en la mano, un agarrarte del brazo para cruzar la calle, un abrazo de bienvenida, de despedida y de en medio. Un simple abrazo, joder, que aquí saben mucho de chips and fish pero nada de lo que un alma necesita para sobrevivir.
Sí, la soledad bien entendida es maravillosa, pero incluso esa soledad es gloriosa en compañía.
Un artículo muy sentido Caro. Necesitas cariño. Como lo necesitamos todos. Estos ingleses es que son unos sosos. Un abrazo.
Gracias Iván, si como ya dije «necesito que me rocen los demás» <3
Precioso Caro. No se, quiero pensar que todos los guiños, los roces, los amigos, las amigas, los abrazos que creemos que nos faltan en realidad están jugueteando en otros lados mientras quienes nos los van a dar, aún no están todo lo cerca y lo necesario y esas miradas…no se, yo creo que están en todas partes. Por aquí, en New York, en el centro del mundo, al menos del mío por este tiempo, no ha habido día en el que alguien no me haya dedicado unas palabras por las calles, en alguna tienda… unas sonrisas de esas que alimentan el alma y luego, tras la charla de lo que parece cotidiano aunque a mí, se me parezca mucho al Amor de cuidarnos los unos a los otros, todos terminan la conversación con las mismas palabras… hasta ahora todos han sido hombres y de todas las edades, unos me lo han dicho en inglés y otros en español; Take Care. Te me cuidas, y a mi me parece lo mas parecido a un amuleto de protección, como una bendición que me regalan y me paso el día dando las gracias… porque resulta que si, Caro, que lo describes a la perfección; que es difícil sentir esa distancia casi inhumana entre nosotros.
Sólo una cosa; no dejes por muchos días que te contagien por mas tiempo. No cierres esa puerta. No apagues esa sonrisa. No conviertas en la calle, la expresión de tu cara, en la misma que ahora ves en los otros. Es probable que al otro lado, haya alguien esperando la misma expresión en tu cara, que esperas tu ahora en los demás.
Como re-dice nuestro amigo Juan A. Núñez, “se tu el cambio que quieres ver en los demás “. Aunque ya se que lo eres. Claro, que lo eres.
🙂
Muchísimas gracias por tus palabras Lucía. Era justo lo que necesitaba escuchar en este lunes justo a la vuelta de mis vacaciones…
Sigue regalando sonrisas allá donde estés, en New York o en un pueblito de Asturias.
Gracias de corazón <3
Chuuu!!