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Su Majestad

 

Primero rechazó heredar los poderes absolutos de Franco y dar paso a la democracia con su Constitución. Después, jugó un papel imprescindible en el 23-F, interviniendo contra los sublevados y garantizando con valentía la supervivencia de la democracia. Ahora, decide abdicar en su hijo Felipe, amparado por la Constitución. Sería justo recordar que Juan Carlos I se hizo cargo de la Jefatura del Estado en una época con muchas más vicisitudes políticas y de estabilidad que las que ahora vivimos. Han sido casi 40 años de servicio a España donde su carácter y talante han marcado el sino de una sociedad española que, quemada por las destructivas consecuencias de la crisis, ha metido al monarca en el mismo saco que el de los políticos o los bancos. Las meteduras de pata en sus últimos años han restado valor a sus múltiples logros dentro de su periodo como Jefe de Estado, alimentadas éstas además por la encarnizada cruzada de algunos medios y sabelotodos que prefieren destruir la Monarquía y abogar por una hipotética República, representada por alguien que nunca estaría a la altura del Rey. La imagen de respeto y sobre todo, de neutralidad, nunca se podrá ver en un presidente de una República, pues éste siempre estará ligado a un partido, ideología… a unos intereses. El Rey se ha ganado el respeto por haber sido el mejor embajador de España en el mundo, con sus múltiples viajes, abriendo puertas a empresarios allá donde va. Solo hace falta dar un vistazo a sus últimos viajes por Oriente Medio, con 50.000 kilómetros a sus espaldas y con miles de millones de euros firmados en negocios para empresas españolas en estos países. No hay ninguna persona en España (ni políticos, ni deportistas ni intelectuales) que tenga tanto prestigio como ha tenido y sigue teniendo Juan Carlos de Borbón, su Majestad. Por este y otros muchos motivos, más encaminados a la lógica de tener una buena imagen y una persona que puede vender el país por todo el mundo, me quedo con la Monarquía, la Constitución de 1978, la democracia pluralista y su máximo representante: Juan Carlos I de España… perdón! A partir de ahora Felipe VI.


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