Edificios en llamas, coches quemados, calles totalmente bloqueadas y miedo. Londres está siendo por unos días el reflejo de una ciudad en guerra. La gente asustada corría por la calle Whitechapel Road. Unos veinte encapuchados, algunos armados con palos, destrozaban aquello que encontraban a su paso. Los locales, cerrados momentos antes, recibían la rabia de los alborotadores. Vándalos jóvenes, su edad media no sobrepasa los veintitrés años, sin trabajo, sin futuro y con ansia de destrucción. No es casualidad que la policía pidiera a los padres que llamaran a sus hijos ayer noche.
Croydon era más un escenario de guerra que un lugar apacible de las afueras de Londres. Bethnal Green Road por la noche presentaba los desperfectos de un día largo y amargo de recordar. Aún sonaban las alarmas del una inmobiliaria y algunos se hacían fotos frente al escaparate del local de intercambio y envío de dinero. La noche caída, aún desconcertaba más un barrio que también ha sufrido las revueltas de estos días.
Muy cerca se encuentra Hackney, un espacio siempre ligado a la clase obrera, humilde, austera pero con ese recuerdo de los antiguos squatters que ocupaban casas y que pese a su mala fama, las cuidaban y habitaban de una forma cívica. Hoy no había nada de eso allí. Andando desde Cambridge Heath Road hasta hasta Hackney Central el panorama era desolador. Y digo andando, porque el transporte público dejó de funcionar en el área al principio de la tarde. Una papelera volcada aquí, un cristal roto allá y hasta un autobús con el cristal delantero roto, abierto en plena calle sus asientos vacíos daban la sensación de que algo malo estaba ocurriendo. Sirenas, coches de policía, furgones e inquietud. El panorama no pintaba bien.
Más allá del mercado y subiendo calle arriba se encontraba el fervor del combate. De un lado, más de un centenar de exaltados, del otro, varias decenas de policías antidisturbios. El número tanto de unos como de otros ha ido variando a lo largo de la tarde. Primera carga policial y retroceso. Clarence Road concentraba a un grupo bien preparado. Sé que no los hay, ¿no? Pero parecían profesionales de las revueltas. Algunos de ellos vigilaban los movimientos policiales en los tejados. Otros se encargaban de tener a la prensa y cualquiera que no estuviera dispuesto a contribuir con la insensatez. En la calle se podían ver restos de contenedores volcados que ahora ardían usados como parapetos.
Lluvia de botellas, piedras y otros artefactos caseros que provocan el retroceso de las fuerzas del orden. Lo cierto es que los jóvenes se encuentran al final de la calle, con muchas posibles salidas rápidas. En medio, hay varios coches. Algunos dueños llegan justo a tiempo de quitarlos. Otros corren peor suerte. Un vecino minutos antes decía: «pese a que están tirando de todo mira, no hay aún ningún coche destrozado». Cuestión de tiempo.
El primero en arder sirve de recambio a los contenedores que quitó la policía minutos antes. El siguiente se incendia justo delante de una casa. Un padre y su bebé, salen aterrorizados corriendo hacia la calle de enfrente. Incluso, se han dado cuenta de que ese movimiento ha sido un error. La lucha continúa. Pero antes revientan la verja de un establecimiento que seguidamente saquean. Hay quién se encarga de tirar al cielo latas y comida. También la caja de las propinas. Otras botellas van al flanco policial. Las fuerzas del orden vuelven a actuar con contundencia. Otro retroceso. La situación sigue tensa pero cada vez es más tarde. A lo lejos ya, se divisa una torre de humo que señala el lugar donde se está escribiendo una página para la historia de Hackney que muchos vecinos querrán borrar pronto. Uno de ellos, también joven pero algo pasado los veinticinco camina entre los desperfectos y el bullicio con dos más. Se gira mira a uno de los cabezillas y grita: «Vosotros no representáis a nadie de nosotros»
Los contenedores servían como defensa ante la policía. / Foto: Borja Ruiz El primer coche que ardía en Clarence Road. / Foto: Borja Ruiz La policía se prepara para contra los alborotadores. / Foto: Borja Ruiz Un miembro de la revuelta bromea con un caballo de juguete. / Foto: Borja Ruiz Calles cortadas en los alrededores. / Foto: Borja Ruiz Periodistas captan imágenes de la revuelta en Hackney. / Foto: Borja Ruiz Disturbios en Hackney. / Foto: Borja Ruiz Los vecinos se resistían a abandonar sus viviendas. / Foto: Borja Ruiz Las llamas en medio de los disturbios. / Foto: Borja Ruiz Un autobús fue asaltado aunque la policía evitó daños mayores. / Foto: Borja RuizEstado de las revueltas
Al término de este artículo la policía aún seguía trabajando en toda la ciudad de Londres para reprimir las revueltas.
Según datos oficiales, de doscientas a trescientas personas se congregaron en Hackney. En una actuación donde tres policías resultaron heridos sin gravedad.
En Newham, han habido saqueos en Stratford High Street.
En Lewisham, varios grupos dispersos de jóvenes han provocado disturbios en numerosas localizaciones.
En Bethnal Green, más de un centenar de personas han asalto un supermercado Tesco y en la actuación dos policias han resultado heridos.
En Croydon, hay declarados varios incendios en el que destaca una fábrica de sofás.
Han sido arrestadas 225 personas hasta el momento y 36 procesadas. Aunque el número está expuesto a constantes cambios en las próximas horas conforme se vayan desarrollando las investigaciones.
Algunos vecinos limpiaban las calles para restaurar el tráfico. / Foto: Borja Ruiz Otro coche en llamas justo al lado de una casa. / Foto: Borja Ruiz