Ya son varios los medios de comunicación fuera de nuestro país que nos dedican páginas hablando de nuestras costumbres. El pasado mes de septiembre fue el diario británico The Telegraph quien calificó la siesta como un retroceso en nuestro país que provocaba un notable descenso de la productividad.
Ahora es el rotativo norteamericano The New York Times quien publica un artículo titulado: «España, el país de las cenas a las 10 P.M, preguntaos si no es hora de cambiar los horarios». El periodista Jim Yardley hace un repaso en su artículo a las costumbres y forma de vida española.
El reportaje empieza así:
«Con un cubo lleno de cervezas, Jorge Rodríguez y sus amigos se atrincheran en el «Mesón Viña» el miércoles por la noche para ver un partido de fútbol. En otra mesa, una pareja se abraza, ajena al resto del local, mientras la camarera les sirve una tortilla de patatas y otros tantos aperitivos. Entonces, comienza el partido. Esto no es algo inusual. Mientras en otros países la gente se prepara a esta hora para ir a la cama, en España la noche no comienza hasta las 22.00 horas, momento en que se sirve la cena y comienza el «prime-time» televisivo – que no acaba hasta la 1.00- . Varias encuestas demuestran que casi una cuarta parte de la población española continúa viendo la televisión entre las 00 horas y la 1 de la madrugada».
Estos extraños horarios, según dice Yardley, no tienen sentido en un momento en que el país «trata de recuperarse de una grave crisis económica». Para el famoso periódico, modificar estos horarios solo llevaría que consecuencias positivas para España y se pregunta si no sería hora de modificar los relojes.
«Durante décadas, han sido muchos los españoles que se han tomado un largo descanso para la siesta del mediodía, algo que quedaría reducido con un sistema más eficiente», dice Yardley.
El artículo está fundamentado por diferentes fuentes. Una de ellas, Paula del Pino, española de 47 años cree que «la sociedad española está chapada a la antigua y a los políticos les gustan las cosas tal y como están ahora». Además añade que «estos horarios no son buenos para las familias».