Se espera que la primera ministra británica, Theresa May, anuncie que los ciudadanos de la Unión Europea que viajen a Reino Unido no tendrán el derecho automático a permanecer en él permanentemente en cuanto se active el Artículo 50 del Tratado de Lisboa. De esta manera, se encontrarán sujetos a restricciones migratorias después de que Reino Unido abandone la Unión Europea, lo que podría incluir un nuevo régimen de visados y un acceso restringido.
Todos aquellos inmigrantes de la Unión Europea que llegaron a Reino Unido antes de la fecha marcada por Theresa May, tendrán garantizados sus derechos mientras los ciudadanos británicos que vivan en otras partes de Europa también los tengan.
May, a punto de anunciar el final de la libre circulación de los ciudadanos europeos
El ex ministro de Pensiones y Trabajo, Iain Duncan Smith, comentó que Theresa May entiende que si queremos recuperar el control tenemos que asumir el mando desde terreno alto. «Ella marcará una fecha límite, dado que la Unión Europea parece que cada vez está más confundida y malintencionada». También añadió que ese anuncio demostrará que la primera ministra británica está tomando el control de las fronteras de Reino Unido. Se estima que el anuncio de la fecha límite sea alrededor del 15 de marzo una vez que el proyecto de la Ley del Artículo 50 haya pasado por el Parlamento británico.
Fuentes del Gobierno británico reconocieron al periódico británico, The Daily Telegraph, que si esperaban tanto tiempo podrían acabar teniendo en su país a media Rumania o a media Bulgaria. También admitieron que la Comisión Europea ha estado presionando «para forzarnos a proteger a todo aquel que llegue hasta el momento mismo de la salida de la Unión Europea.»
Por otra parte, Amber Rudd, la Ministra del Interior, afirmó que después de que Gran Bretaña abandone la Unión Europea van a «poner fin a la libertad de movimiento tal y como la conocemos», sugiriendo de esta forma que los controles migratorios podrían ser limitados después del Brexit.
David Davis, el Secretario de Estado para dejar la Unión Europea, ha comunicado que Gran Bretaña no cerrará repentinamente la puerta a los trabajadores procedentes de la Unión Europea.
Por lo tanto, Theresa May sigue descartando la posibilidad de reconocer los derechos a los más de 3 millones de inmigrantes de la UE que se encuentran en territorio británico, mientras no tenga garantías de un «acuerdo de reciprocidad» con los 27 países del bloque para garantizar los mismos derechos a los expatriados británicos.
A pesar de las intenciones de la primera ministra británica, poner fin a la libre circulación de trabajadores procedentes de la Unión Europea, no reduciría la migración neta (diferencia entre aquellos que se salen y entran al país) en el Reino Unido, según un informe divulgado el pasado lunes 6 de marzo.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) publicó hace un mes que la migración neta a largo plazo en el Reino Unido se redujo en hasta el pasado mes de septiembre en 49.000 personas, hasta llegar a un total de 273.000, registrando de esta forma su nivel más bajo en los dos últimos años. Es un dato que se aleja del objetivo fijado por el Gobierno británico, cuyo propósito es rebajar la migración neta por debajo de las 100.000 personas.