La selección de Scolari jugó anoche en Londres y dejó un sabor agridulce a la amplia hinchada que le acompañó. Un aroma a selección plana, sin los recursos técnicos de antaño ni la magia que desbordaba a borbotones. Con un arreón final salvó los muebles y pudo incluso llevarse la victoria.
Firmó un 1-1 ante una Rusia muy disciplinada y que dominó el encuentro sin la necesidad de tener el balón. Capello tiene bien adoctrinado a sus hombres.
Desde El Ibérico analizamos las carencias de Brasil y por qué pensamos que la conquista de su Mundial será una tarea compleja.
1. El jogo bonito se marchó hace décadas, si bien la mística perduró durante años. Sin embargo, la táctica y el contraataque son los principales valores de la canarinha hoy en día. Thiago Silva comanda la zaga con mano de hierro y a su vera David Luiz se asienta como titular, aunque las dispersiones crónicas de Alves y Marcelo producen jaqueca a Scolari. Por otro lado, el contraataque como forma de vida es muy válido, pero la imagen de equipo de fantasía e icónico que maravillaba en cada encuentro ya no le pertenece. Ese honor le corresponde, si acaso, a la Selección española.
2. Neymar, el jugador al que todos los focos apuntan y que debería consagrarse en «su» Mundial aún no está maduro y a menos que llegue a Europa pronto y se adapte al fútbol del viejo continente, no se podrá contar con él como jugador diferencial. Las expectativas que genera son altísimas y eso se aprecia cada vez que el balón llega a sus botas. El silencio se hace en la grada y en los miles de espectadores que lo ven por televisión, pero muchas veces acaba en decepción. El futbolista del Santos se desgasta inútilmente en parcelas donde no es dañino y no aprovecha su excelente técnica; además de no pedir nunca el balón en profundidad. Siempre al pie, como los jerarcas que ya lo han logrado todo en el fútbol.
3. La línea medular no hilvana con los atacantes. El equipo se parte entre los medios y los delanteros. Hernanes intenta suplir esa carencia pero se ve muy solo en la zona ancha. Y más aún cuando se alinean Lucas Moura y Neymar en el mismo once, pues caen a las orillas y no ayudan a los mediocentros. Kaká, definitivamente, no está para liderar a la Pentacampeona y Óscar debe definir su rol. Si hereda la posición de mediapunta con galones del futbolista del Real Madrid, quizás la creación en la sala de máquinas aún tenga solución.
Demasiadas incógnitas a menos de 15 meses para que dé comienzo la gran cita en el país futbolero por antonomasia.