Por Rosana Gómez-Movellán
El pasado 5 de marzo arrancó en Bruselas -en un ambiente constructivo, pero en plena crisis del coronavirus- la primera ronda de la negociación de la Unión Europa con Reino Unido del Acuerdo de Retirada y la Declaración Política que regirán la futura relación bilateral. El resultado de dicha ronda ha arrojado optimismo en el ámbito del comercio de bienes y servicios. También en el transporte, ante la convergencia de las posiciones. Reino Unido ha manifestado su deseo de mantener los estándares y el acceso a los mercados sin aranceles.
Las divergencias se han acusado en materia de pesca dada la posición de fuerza de Reino Unido y su tajante interés en separar el acceso a las aguas del acceso a los mercados. Igualmente son de calado las diferencias en materia de competencia y en la garantía de evitar las prácticas desleales.
Las declaraciones de ambos negociadores, Michel Barnier y David Frost, al término de la primera ronda, coincidieron en la gran dificultad del Acuerdo. Se mostraron optimistas dado el interés común en acercar posiciones.

La segunda ronda negociadora debía haberse celebrado en Londres esta semana, si bien, la inmovilidad impuesta por la pandemia del COVID-19 ha obligado a que hayan anunciado este martes el aplazamiento sin fecha de las negociaciones.
No obstante, ambas partes mantienen que buscan maneras de salvar el obstáculo. Lo hacen explorando alternativas e intentando flexibilizar el calendario de negociación establecido. Pese a esta crisis global y las excepcionales medidas a adoptar para frenar su expansión, Reino Unido ha manifestado su firme intención de mantener su salida efectiva de la UE el 31 de diciembre de 2020.
El sector agroalimentario británico y español se pone en valor ante la crisis del coronavirus
Tras la primera ronda de negociación, los respectivos sectores productores de Reino Unido y de España mostraron su preocupación ante las acusadas divergencias puestas de manifiesto. Ambos sectores abogaron por el beneficio mutuo de alcanzar un acuerdo de libre comercio. Así, se haría sobre la base del alineamiento de las regulaciones y estándares de los productos que facilite la continuidad de los intercambios.
Pero ante la crisis sanitaria global, el sector agroalimentario se ha puesto en valor manteniendo el abastecimiento de una población confinada en sus hogares, en el caso de España, y con una mayor demanda ante el acopio de alimentos.

El comercio agroalimentario entre ambos países se mantiene, instauradas las medidas de precaución pertinentes en los puntos de entrada y respetando las recomendaciones sanitarias para los conductores de los transportes de las mercancías. En ambos países se están implementado numerosas iniciativas en toda la cadena alimentaria. Desde la producción a la distribución, para garantizar el regular suministro de alimentos a toda la población.
Desde las administraciones se esta haciendo un llamamiento de tranquilidad a los consumidores asegurando el abastecimiento y pidiendo responsabilidad en la compra para evitar el desperdicio alimentario y el abuso y la insolidaridad en el acopio.