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Un mundo de paradojas

La Tate Modern organiza su exposición estrella, una retrospectiva del polémico artista Damien Hirst

Durante los Juegos Olímpicos, Londres será el escaparate mundial del arte contemporáneo y para esta gran ocasión, la Tate Modern ha preparado la muestra del controvertido artista británico Damien Hirst (1965), quien se mantiene en la cresta de la polémica rompiendo los moldes establecidos en el mercado del arte contemporáneo.

Mother and Child Divided. Exhibition copy 2007 (original 1993 in Astrup Fearnley Museum of Modern Art, Oslo). Glass, painted stainless steel, silicone, acrylic, monofilament, stainless steel, cow, calf and formaldehyde solution. / © Damien Hirst and Science Ltd. All rights reserved. DACS 2012. / Photographed by Tate.

A mediados de los años 80, el declive económico del Reino Unido comenzaba a invertir su proceso y el Gobierno conservador de Margaret Thatcher, a la vista del naciente auge artístico, se aplicó en recuperar la influencia y el liderazgo internacional. En el campo de la creación las corrientes americanas dominaban el panorama artístico, ocupado en imitar el minimalismo, el pop o el street art, en un floreciente mercado del arte, donde los asesores financieros recomendaban invertir.

For the love of God (2007). /Platinum, diamonds and human teeth./ Damien Hirst. All right reserved DACS 2012. / Photographed by Prudende Cuming Associates.

Por esta época, no sólo los pequeños coleccionistas -interesados sobre todo en las vanguardias- compraban obras de arte. También las medianas empresas y las grandes corporaciones financieras apostaban por las nuevas apuestas de arte, guiadas más por el afán especulador de las galerías o las casas de subastas que por los sólidos criterios artísticos. Esto provocaría un colapso en las ventas y sobre todo una falta de confianza en las nuevas propuestas artísticas.

Vías del arte

Ante el confuso discurso del arte contemporáneo, las instituciones académicas jugaron un papel importante dotándolo de nuevos contenidos, animando a sentar sus bases en el post-estructuralismo, que acuña para el arte el término post-moderno. Desde esa teoría se postula la imposibilidad de seguir creando desde los preceptos de la originalidad y la novedad (elementos propios de la modernidad), y en lugar de ello se apunta a nuevos elementos como reinterpretaciones, resignificaciones y giros lingüísticos, con el fin de ampliar el concepto de arte y establecerlo como un acto comunicativo, espejo y reflejo de la realidad social donde tiene lugar. No es de extrañar entonces que fuera desde la universidad londinense de Goldsmiths -todavía hoy fiel exponente de esta tendencia- donde surgiera el germen una nueva forma de entender el arte. Animados por el rechazo de las galerías comerciales a sus propuestas,

Pharmacy (1992). / Glass, faced particleboard, painted MDF, beech, ramin, wooden dowels, aluminium, pharmaceutical packaging, desks, office chairs, foot stools, apothecary bottles, coloured water, insect-o-cutor, medical text books, stationary, bowls, resin, honey and honey / Photographed by Prudence Cuming Associates / © Damien Hirst and Science Ltd. All rights reserved, DACS 2012.

cercanas a la cultura underground del momento, un grupo de 16 estudiantes, liderados por Damien Hirst -entonces en segundo curso de Bellas Artes- montó en un almacén portuario en desuso, la exposición colectiva Freeze (1988), totalmente autofinanciada y con un catálogo digno del mejor espacio profesional del momento.

Una de las piezas mas llamativas es la imagen With Dead Head, donde Hirst posa junto a una cabeza seccionada, conservada en el departamento de anatomía de la Universidad de Leeds

Este evento determinó el nacimiento de una nueva generación de artistas, los denominados de forma genérica Jóvenes Artistas Británicos, quienes dominaron la escena de los 90, resucitando la hegemonía perdida de Londres, disputada hasta la fecha entre Nueva York y París. Una generación de creadores que utiliza los mitos de la vida real, tales como el sexo, la religión, el poder o la muerte, para crear representaciones de alto impacto y de la que Hirst ha llegado a convertirse en el representante más sobresaliente. Su trabajo está marcado por expresivas formas de trasgresión y la ruptura de límites y tabúes.

Lenguaje conceptual

La muestra de la Tate se presenta ordenada cronológicamente. Desde los trabajos más tempranos de Hirst con una clara influencia minimalista- Boxes (1988), la instalación con que se presentó en Freeze- a Spot Painting (1986), su serie más reconocible, y que está conformada por puntos de diferentes colores y tamaños uniformes e idénticas separaciones, que representan la intención de encontrar una estructura universal que interrelacione el espacio y que sirva para representar la conectividad oculta del infinito. Una de las piezas que más llama la atención es la imagen With Dead Head (1991), tomada diez años antes, donde un Hirst adolescente posa junto a una cabeza seccionada, conservada en el departamento de anatomía de la universidad de Leeds. Se ha visto en este periodo -unido al trabajo en una morgue de su época universitaria- el origen de la confrontación con la mortalidad que caracteriza su obra.

Fue en 1990 cuando empieza a utilizar sus cabinas de cristal e introduce por primera vez seres vivos en su producción. A Thousand Years (1990) -una cabeza de vaca en estado de descomposición- atrae a miles de moscas a su alrededor, creando una órbita de vuelo circular en torno al animal, interrumpida tan sólo cuando alguna queda atrapada en un electrocutor de insectos, incluido dentro del espacio confinado. Además del impacto visual, la instalación incluye la impresión olfativa, ya que el fétido olor de la corrupción de la carne se hace presente en la sala.

Lo que para muchos supuso una provocación de mal gusto, cuando fue mostrada por primera vez, el propio Hirst lo justificaba como una denuncia a la sociedad de consumo. Parece ser que fue esta obra la que fascinó al influyente mecenas Charles Saatchi, comprándolo y ofreciéndose a financiar el famoso tiburón, cuya polémica descomposición y reemplazo posterior, le dio a Hirst el alcance mediático internacional que aún hoy protagoniza.

La idea de sacar un espécimen de tiburón de su espacio habitual, el museo de ciencia, da a la Imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo (1991) un nuevo significado. El artista fuerza al espectador a analizar su actitud ante la muerte, ante la relación entre el hombre y el animal y el arte y la realidad. Por otro lado, rememora la prepotencia de la sociedad inglesa cuando en el siglo XIX los museos fueron utilizados para destacar la grandeza del Imperio, trayendo todo tipo de especímenes y patrimonio de tierras lejanas para demostrar su poder de conquista.

Frente a sus reflexiones sobre la mortalidad, el autor celebra el ciclo de la vida con una instalación In and Out of Love (1991), reproduciendo un espacio ambiente natural donde vuelan libres cientos de mariposas, iconos de la fragilidad de la vida. Por su parte la instalación Pharmacy (1992), nos recuerda la confianza del ser humano en que las drogas lo curan todo, junto con los recursos de la ciencia médica, cuyos utensilios quirúrgicos aparecen obsesivamente distribuidos en armarios metálicos de distintas capacidades.

La sátira sobre el mundo de la publicidad es el motivo central de sus instalaciones con colillas de cigarrillos, en Crematorium (1996). El artista propone una reflexión de cómo la industria tabaquera trata de crear un mundo de deseo aunque nos conduzca a la enfermedad y la muerte. De la muerte, sus formas y símbolos, también trata la serie Historia Natural, con sus conocidos animales encerrados en tanques de formol, diseñados según el autor, para crear emociones científicas. En 1995 le fue otorgado el Turner Prize por Madre e Hijo Divididos (1993), una serie de vitrinas en donde una vaca y su becerro se exhiben cortados por la mitad.

Con Doorways to the Kingdom of Heaven (2007) Damien Hirst inicia una serie de obras de reflexión espiritual. Aquí, las mariposas son el motivo decorativo de tres grandes vidrieras de reminiscencia medieval que representan el poder eclesiástico en la historia del mundo. Ciencia y religión se combinan en Anatomía de un Ángel (2008), una escultura en mármol de Carrara que representa un cuerpo perfectamente formado aunque revela parte de sus órganos internos según el ángulo del que se observe.

La muestra acaba con algunas obras de su última producción, donde las vitrinas se tornan escaparates para mostrar las dependencias y vanidades de nuestra sociedad, dominada por las drogas legales -medicamentos o cigarrillos- y por el afán de posesión de todo tipo de riquezas terrenales, representadas en vitrinas de oro donde miles de zirconitas reflectantes aparecen alineadas meticulosamente.

50 millones de libras

Los artistas no lo tienen fácil hoy día. En el mundo actual hay que hablar muy fuerte y muy alto para hacerse oír. Tal vez por eso Hirst es un icono de su tiempo, de la sociedad del simulacro, como la definiría Baudrillard, y utiliza las mismos tácticas de comunicación que las grandes corporaciones, con la diferencia de que él vende ideas, sátira y reflexiones sobre la muerte, el dinero o la corrupción, sobre la mentira de los placeres, de la política o sobre las promesas de vivir para siempre. Para ello utiliza recursos fácilmente reconocibles para el gran público.

Pero sin duda, la mayor atracción de esta retrospectiva es la obra Por el amor de Dios (2007), una calavera humana auténtica incrustada con un total de 8.601 diamantes, la cual alcanzó en su venta la cifra de cincuenta millones de libras esterlinas, pagados por un grupo inversionista desconocido (posteriormente, se supo que el propio Hirst, y uno de sus galeristas pertenecían al consorcio). Por expreso deseo del artista, esta pieza se muestra en el patio de Turbinas con acceso libre para el visitante. Esta obra también fue objeto de escándalo en su momento, removiendo las dudas sobre autoría y cuestionando la opulencia de la obra. Aunque pueda resultar explicable cierta perplejidad para el gran público, es curioso que sea la crítica especializada quien en ocasiones quede en la banalidad del análisis de los nuevos lenguajes. Brian Sewell por ejemplo, uno de los mayores detractores de Hirst, lo ha descrito como «creador de productos extravagantes, deseables por las esposas de los futbolistas en lugar de por conocedores…»

Ante el hipnótico brillo de los diamantes me cuestionaba los miles de millones que ganan los estados con el tráfico de armas que mantiene las interminables guerrillas africanas en lucha por el control de su producción. Realmente, vestir una calavera con piedras preciosas no deja de ser el reflejo de las grandes paradojas de nuestro mundo de hoy, donde el ciudadano parece más preocupado por la conservación de las mariposas que revolotean en la Tate que por el déficit acumulado a causa del despilfarro en el gasto farmacéutico. El arte, no guste o no, nos enfrenta a estas terribles contradicciones.

Damien Hirst/Tate Modern
Hasta el 9 de septiembre
£14, descuentos disponibles

Dolores Galindo
Master en Arte y Política
Goldsmiths University of London
www.doloresgalindo.wordpress.com

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