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Un viaje al Londres de 1930

Londres 1930
Everett Historical / Shutterstock.com.

Si nos pidieran que describiéramos el Londres de hoy día seguramente nos vendrían a la mente términos como «atestado», «multicultural» o «centro financiero». Damos por hecho que la capital británica tiene una serie de características inherentes que jamás cambiaran. Pero, ¿cómo era el Londres de hace tres generaciones? En un viaje en el tiempo exploraremos cómo y en qué ha cambiado esta ciudad en las últimas décadas.

A finales de la década de los 30 Londres era la segunda ciudad más poblada en el mundo, sólo por detrás de Nueva York. Con un pico de 8.6 millones de habitantes en 1939, la población estaba ligeramente por debajo a la actual. Al igual que ocurre hoy en día, la escasez de vivienda constituía uno de los mayores problemas para los londinenses, y a lo largo de la década se pusieron en marcha varios programas para la construcción de nuevas casas, con una tasa de edificación de viviendas que multiplicaba por cuatro la actual, dando lugar a la conurbación de Londres que en su día fue llamada «Metroland».

Una vivienda media fuera de la zona céntrica tenía un precio de 1.000 libras, el equivalente a tres años de salario íntegro. Hoy en día una casa de las mismas características ronda el medio millón de libras, lo que supone casi 20 años de salario íntegro. Pese a lo mucho que se habla de la «generation rent», lo cierto es que el número de personas que viven en una casa de su propiedad es mucho mayor. Si décadas atrás dos de cada tres londinenses vivía de alquiler, hoy en día casi la mitad de residentes en la capital tiene una vivienda en propiedad.

Uno de los mayores cambios se ha dado en su perfil demográfico. Por ejemplo, en la década de los 30 sólo un 2,65% de los residentes era extranjero, y la mayoría de éstos procedían de una Irlanda que una década antes se había independizado del Reino Unido. En la actualidad existen grupos de población como indios, polacos o pakistaníes que superan el medio millón de residentes, y la capital británica pasa por ser la más multicultural de Europa, con tan sólo una tercera parte de ciudadanos de Londres clasificados como «británicos blancos».

En términos laborales la ciudad también ha dado un giro de 180 grados. Antes era un gran centro industrial, y una de cada tres personas trabajaba en fábricas o talleres. Ese perfil de trabajo prácticamente ha desaparecido, y ha sido sustituido por distintos empleos en el sector servicios. La economía hoy se apoya en el sector financiero, nuevas tecnologías o restauración, tres pilares que emplean a más de 300.000 personas cada uno y que constituyen el motor económico de la capital.

También en términos de desempleo todo ha cambiado. Proporcionalmente la capital británica ha aumentado su peso en el conjunto del Reino Unido y hoy casi se roza el nivel de pleno empleo. A principio de la década de los 30 la economía británica también se apoyaba en un norte industrial en el que coexistían talleres textiles y minería, y uno de cada cinco londinenses estaba desocupado, si bien el porcentaje se redujo drásticamente cuando el país se preparaba para entrar en guerra con la Alemania Hitleriana, dado que muchos hombres fueron llamados a filas o empleados en fábricas de armamento.

En la década de los 30 el Partido Laborista de James McDonald se consolidó como alternativa de gobierno, sustituyendo al Partido Liberal como principal oposición del todavía hegemónico Partido Conservador. El panorama político no estaba tan fragmentado como hoy en día, y fuera de los partidos tradicionales sólo la Unión Británica de Fascistas de Oswald Mosley conseguía captar votos entre los descontentos con los partidos más arraigados.

La esperanza de vida era mucho menor, dado que un londinense medio no vivía más allá de los 62 años. Factores como la dieta, un aire y un agua mucho más contaminado por las numerosas fábricas que operaban o la ausencia de un servicio nacional de salud explicaban la baja esperanza de vida de los residentes. Un bebe nacido hoy en día espera como media vivir 20 años más que sus ancestros, tendrá a su alcance asistencia sanitaria gratuita y disfrutará de un aire y un Támesis que, si bien distan de ser perfectos, están en mucho mejor estado del que vieron sus ancestros.

Quizás la dieta es uno de los aspectos que más ha cambiado. En su día pan y patatas constituían la base de ésta, a la que se sumaba el consumo ocasional de carne o pescado. Productos tan usuales hoy en día como plátanos o el café eran imposibles de encontrar y otros como el chocolate o los dulces en general eran un lujo al alcance de las clases más pudientes. Por entonces ni siquiera se intuía la futura internacionalización de la cocina, y los únicos lugares donde se podía comer o beber algo eran los todavía hoy omnipresentes pubs.

La mayoría de los elementos más icónicos de Londres ya habían llegado. Grupos de bobbies patrullaban las calles, autobuses rojos, taxis negros y the tube ayudaban a los londinenses a trasladarse de una parte a otra de la ciudad, desde las cabinas rojas se podía llamar a aquellos amigos y familiares que residieran fuera de la capital y también se podía contactar a éstos por cartas que se depositaban en un modelo más arcaico de buzones. La Catedral de San Pablo era por entonces el edificio más alto de la ciudad, algo realmente llamativo dado que se espera que a finales de esta década dicho edificio no esté ni siquiera en el top 100 de construcciones más elevadas.

En el ámbito educativo la ciudad es completamente distinta. En la década de los 30 la mayoría de personas finalizaban sus estudios con 14 años, y solamente un 2% de la población tenía estudios universitarios. Hoy en día la capital británica tiene más de 40 universidades, personas de todo el mundo acuden a sus centros educativos y casi la mitad de la población cuenta con estudios superiores.

Por último, y tal y como hoy en día, las personas que residían en Londres acudían a teatros y musicales, clubes nocturnos o estadios en su tiempo de ocio. No obstante, la oferta no era tan variada como hoy en día. Los musicales era un lujo al alcance de pocos, en los locales nocturnos se podían escuchar bandas de jazz y dance como Billy Cotton o Harry Roy y en el fútbol el Arsenal era el gran dominador de la entonces llamada English Football Champions.

 

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