Un «Iceberg de grasa» en el centro de Londres. Así es como la prensa británica apodó ayer, 6 de agosto, el fenómeno descubierto en el subsuelo de la capital británica en las últimas semanas.
Todo comenzó por las quejas de los vecinos de un edificio del distrito de Kingston, cuando los baños dejaron de funcionar de repente, informa The Guardian. Al no poder determinar la razón por la que los vecinos se habían quedado sin agua, los especialistas en aguas residuales decidieron hacer una expedición para inspeccionar el alcantarillado del distrito.
La sorpresa de los operarios fue grande al descubrir una enorme bola de grasa congelada que bloqueaba el 95% de la alcantarilla, la cual tiene 2,4 metros de diámetro (la bola de grasa más grande en la historia de Gran Bretaña, según la prensa local). Durante tres semanas, los trabajadores han estado limpiando los túneles con potentes chorros de agua para poder eliminar esta acumulación de grasa, de casi del tamaño de un autobús, de casi 15 toneladas, creada a partir de residuos aceite de cocina tirado por los sumideros, así como de otros residuos.
«Kingston estuvo muy cerca de sufrir una inundación de aguas residuales», dijo Simon Evans, portavoz de la compañía de tratamiento de aguas residuales de Londres, Thames Water. Se describió el fenómeno como una «enorme masa de putrefacción, que emite un olor fétido, que acumula desechos humanos y basura de todo tipo», agregó Evans antes de aplaudir el trabajo de los equipos de limpieza que «permitió que Kingston pudiera escapar de un terrible destino», concluyó el portavoz.