Un hospital de Londres ha abierto una investigación después de que una mujer sufriera un aborto espontáneo. Laura Brody tuvo que dar a luz a su bebé en casa por falta de camas y guardó los restos en su nevera cuando el personal de urgencias le dijo que no podía almacenarlos de forma segura.
Laura Brody y su pareja explicaron que se vieron en un “infierno” cuando el hospital de Lewisham, en Londres, los envió a casa tras estar esperando una cama. El hospital les comunicó que su bebé había fallecido pero que no había camas disponibles para dar a luz, informó la BBC.
“Nadie quería reconocer qué estaba pasando, porque si lo hacían, tendrían que enfrentarse al problema”, comentó Laura Brody
Tuvo que dar a luz al bebé en el retrete
Dos días más tardes Brody, que llevaba cuatro meses de embarazo, se despertó con fuertes dolores y dio a luz al bebé muerto en el retrete de su casa. La pareja envolvió los restos del bebé en un paño húmedo, lo metieron en un tupperware y se dirigieron a urgencias, donde les dijeron que esperaran en la sala de espera general. “Estuve sosteniendo a mi bebé en un tupper, llorando, con otras 20 o 30 personas en la sala de espera”, declaró Laura.
Finalmente, la llevaron a una consulta y le dijeron que tendría que ser operada para extraerle la placenta. Pero con el personal del hospital negándose a guardar los restos, no tuvieron otra opción que llevarse los restos a casa. Laura manifestó que no había nadie en el hospital dispuesto a hacerse cargo del bebé. “Nadie quería reconocer qué estaba pasando, porque si lo hacían, tendrían que enfrentarse al problema”, comentó Brody.
Un problema del hospital de Londres
El caso ha levantado ampollas entre los activistas, que sostienen que la atención a los abortos espontáneos debe tener gran importancia dentro de los hospitales.
Según The Guardian, la Fundación Lewisham and Greenwich NHS dijo: “Ofrecemos nuestras más sinceras condolencias a la señora Brody por la trágica pérdida. Se está llevando a cabo una investigación para entender dónde se han producido estos fallos en la atención”.
Por otra parte, la ministra de Salud para la Mujer, Maria Caulfield, afirmó que el Gobierno se había comprometido a hacer del Servicio Nacional de Salud (NHS), el lugar más seguro para la atención a la maternidad. “Hemos invertido 95 millones de libras para la contratación de 1.200 matronas y 100 obstetras. Además, el Royal College of Obstetricians and Gynaecologists ayudará al NHS a ofrecer atención personalizada a cada mujer en su embarazo”, afirmó Caulfield.