El cuerpo de la última víctima de Jack el Destripador será exhumado tras la publicación de una nueva teoría sobre la identidad del asesino. El autor de la historia, familiar de la prostituta, afirma que el asesinato fue en realidad un acto de venganza conyugal.
El doctor Wynne Weston-Davies, autor de esta nueva versión de la historia, afirma que Mary Jane Kelly, la última víctima del ‘Destripador’, es su tía abuela y que fue asesinada a manos de su marido Francis Spurzheim Craig, un periodista de 51 años que por aquel entonces (siglo XIX) se dedicaba a cubrir juicios policiales en el East End de Londres. También afirma que el verdadero nombre de la joven prostituta de 25 años es Elizabeth Weston-Davies.
«La única manera de probar que la última víctima del ‘Destripador’ era mi tía abuela es exhumar el cuerpo de Mary Jane Kelly. Vamos a tratar de extraer el ADN de sus huesos o de los dientes y los compararemos con mi ADN o con el ADN de mi hermano. Hasta donde yo sé, somos sus únicos parientes vivos.» afirmó Weston-Davies al diario inglés The Telegraph.
La misteriosa identidad de Jack el Destripador
Hasta ahora, la identidad de Jack el Destripador era todo un misterio. Sin embargo, la nueva versión de la historia, publicada en exclusiva en el diario británico The Thelegraph, cuenta que el periodista Craig vivía en Mile End Road, en Whitechapel, justo a siete minutos del primer escenario del crimen.
El doctor Weston-Davies está convencido de que todos los conocimientos que poseía Craig sobre los métodos policiales que se llevaban acabo en aquella época fueron determinantes a la hora de cometer los asesinatos. De tal forma que esto le llevó a matar a otras cuatro mujeres, para así servirle de ‘tapadera’ para encubrir su verdadera inquietud: asesinar a su esposa. ¿La razón? La vergüenza que le suponía descubrir que su esposa había vuelto a ejercer la prostitución meses después de que contrajesen matrimonio.
Si las pruebas de ADN coinciden, confirmarían de una vez por todas la verdadera identidad de Jack el Destripador y tiraría por la borda las demás teorías; la última afirmaba que en realidad este criminal jamás había existido y que todo era fruto de una invención de la prensa.