La tercera ciudad más grande de España puede presumir de ser un destino de sol y playa, famoso por sus Fallas y archiconocido por su plato estrella: la paella. Pero Valencia ofrece mucho más y está «a tiro de piedra» gracias a las compañías low cost. Cuenta con un casco antiguo privilegiado, por el que da gusto pasear y perderse. También destaca su rica gastronomía, en la que el arroz es solo la punta del iceberg. La Catedral de Santa María es uno de los monumentos más destacados de la ciudad, que jamás puede quedar fuera de una visita. Comenzó a construirse en el siglo XIII sobre la antigua mezquita mayor. El proceso duró varios cientos de años, por lo que combina diferentes estilos, como el románico, gótico, renacimiento, barroco y neoclásico. En el exterior, destacan sus tres puertas de acceso –la románica del Palau, la gótica de los Apóstoles y la barroca de los Hierros-, además del campanario, la torre conocida como el Miguelete, todo un símbolo de Valencia. Desde lo alto se pueden contemplar unas vistas únicas, aunque para ello se deben subir 207 escalones.
Muy cerca, callejeando, se llega a la conocida como Plaza Redonda. Construida en 1840 y rehabilitada en 2012, es una plaza interior de planta circular, levantada sobre un espacio urbano vinculado al pequeño comercio desde hace mucho años. Y es precisamente el comercio el que llena de vida este rincón. Los puestos del anillo interior están dedicados a la ropa. Los domingos, la plaza acoge un colorista mercado de animales, cuadros y grabados, entre otras cosas.
No muy lejos está también otro punto comercial importante en la historia de Valencia. Se trata de la Lonja de la Seda. Es uno de los monumentos más destacados de la arquitectura gótica civil, de gran belleza, construida en el siglo XV. De su interior, resalta la ‘sala de la contratación’, un gran espacio poblado de columnas helicoidales que dividen la zona en tres naves. El edificio es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde hace más de diez años.
A unos pasos, lo primero que uno ve nada más salir de la Lonja es otro gran espacio dedicado al comercio: el Mercado Central. Es uno de los edificios modernistas de Valencia, pues se construyó a principios del siglo pasado. Actualmente es una de las superficies comerciales con productos frescos más grande de Europa, con más de mil puestos de todo tipo: carne, pescado, marisco, fruta, verdura, frutos secos, especias… Sin duda, un entretenido y colorido espectáculo pasear por sus calles.
Playas a quince minutos del centro
Esto es solo una pequeña muestra de los muchos atractivos que tiene el casco histórico de esta ciudad mediterránea, que posee un extraordinario clima que invita a visitarla en cualquier época del año, especialmente en verano, cuando sus playas ayudan a sobrellevar el sofocante calor. A solo quince minutos del centro, la ciudad posee dos playas urbanas a las que se puede llegar fácilmente en autobús, tranvía, coche, o simplemente paseando o en bici. Se trata de las Playas de las Arenas y la Malvarrosa, ambas con banderas azules. Su paseo marítimo se ha convertido en una de las zonas de ocio por excelencia, tanto de día como de noche.
Y a la famosa y conocida Ciudad de las Artes y las Ciencias, en la que destaca L’Oceanogràfic, se suma el Bioparc, situado en la cabecera del antiguo cauce del río Túria. Se trata de un nuevo concepto de zoológico en pleno centro de Valencia, que te transporta a la misma sabana africana. Leopardos, lémures, hienas, leones, jirafas, gorilas, rinocerontes, hipopótamos conviven entre sí en este innovador parque en el que las barreras son prácticamente invisibles.
Si puedes, no te pierdas el ambiente del Barrio del Carmen, cerca de las Torres de Serrano, la zona idónea para tomarte una copa. Y pásate por la Estació del Nord y el Edificio de Correos, merecen la pena. La distancia que los separa da buena muestra de que Valencia también es una ciudad de compras.