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Vida saludable, relaciones saludables

Existe un refrán muy utilizado en nuestra sociedad que dice: “No se puede dar lo que no se tiene”, y como la mayoría de los adagios populares, está lleno de sabiduría. Con frecuencia, vamos por la vida buscando llenar nuestras necesidades emocionales a través de las relaciones sociales: de amistad, amorosas, de trabajo, de estudio.

Esta conducta es común, y de hecho varios autores manifiestan que la dinámica social se basa en las relaciones interpersonales; pero pocos hacen hincapié en una de las relaciones más importantes del ser humano: la relación consigo mismo. Comprender que la salud emocional no se obtiene a través de otra persona, y que el cambio genuino solo puede empezar con uno mismo, es el inicio de una vida llena de interacciones humanas edificantes.

En el área romántica, aunque nos han vendido la idea de “encontrar nuestra media naranja”, la realidad es que no podemos ni debemos andar por la vida siendo sólo una mitad a la espera de aquella pareja, o bien, de un hijo o un amigo que nos dé todo lo que no tenemos y que nos convertirá en un ser completo y pleno. Todos los seres humanos fuimos creados como únicos y especiales, y eso quiere decir que todos tenemos habilidades y carencias, pero son esas características las que nos hacen ser nosotros mismos.

Como toda interacción humana, la buena relación consigo mismo es un proceso que toma tiempo, requiere esfuerzo y demanda paciencia, pero una vez que se logra, nos sentimos plenos y satisfechos. Existen varios puntos que podemos considerar con el propósito de obtener esta reconciliación personal:

  • Autoconocimiento. Es importante hacer una valoración, lo más objetiva posible, de uno mismo para determinar tanto los puntos débiles de su personalidad como las destrezas que poseemos.
  • Establecer un plan de vida que se adecue a nuestras necesidades y deseos, pero que a la vez esté apegado a nuestros recursos personales.
  • Valorar los capítulos inconclusos de nuestra vida: duelos no resueltos, resentimientos, frustraciones, causas que perdonar… y comenzar a resolverlos.
  • Tomar tiempo personal. Tener un pasatiempo, practicar algún deporte, prepararnos comidas saludables, establecer momentos de descanso, cuidar de nuestra salud, procurar un sueño reparador. En general, todo aquello que hagamos para consentirnos y premiarnos.

Una vez que tomemos la decisión, no sólo de amarnos y respetarnos, sino que además comprendamos que nuestra plenitud personal no se halla fuera de nosotros, podremos entregar amor verdadero a quienes nos rodean sin expectativas, sin dependencia, sin esperar nada a cambio, sin frustraciones.

Y recuerde que nadie quiere llevarse a casa una fruta magullada y estropeada, por eso, caminemos por la vida siendo una naranja fresca, saludable y, sobre todo, ¡completa!

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