El éxodo rural es un fenómeno que se acentúa con la crisis al pensar que la ciudad ya no ofrece una garantía de calidad de vida
En los últimos años han surgido una serie de iniciativas que ayudan a los ‘urbanitas’ a empezar una nueva vida en localidades rurales, en muchos casos la vinculación culmina con la creación de un negocio propio y una familia lejos de la ciudad. El aumento del precio del transporte, el carburante, el tiempo en llegar a casa o al trabajo, el coste de las guarderías o el propio alquiler, son importantes hándicaps que ya no son compensados con el sueldo que se prometía en la gran ciudad. La idea de pasarse la vida trabajando para pagar una hipoteca o estar fuera de casa 12 horas al día para llegar justos a fin de mes pierde adeptos frente a la tranquilidad y la calidad de vida rural.
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«Antes te ibas a una gran ciudad para progresar y ganar dinero», es una de las frases más repetidas por parte de aquellos que dejaron los pueblos para mejorar su calidad de vida. Pero en la actualidad eso ha dejado de ser así en parte por la crisis, donde los precios de la vida son muy elevados y los sueldos en la mayoría de los casos no están en consonancia. La idea de que en los pueblos estás solo y aburrido ha ido decayendo a favor de un sentimiento de orgullo hacia el medio rural y el estilo de vida más natural y saludable.
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Nuevos emprendedores rurales
De la mano de las ayudas europeas de desarrollo rural como el Programa Operativo de Desarrollo y Diversificación Económica en Zona Rurales (PRODER) han surgido conceptos como el de Abraza la Tierra (www.abrazalatierra.com), una iniciativa nacida en 2004 como proyecto de cooperación interterritorial y que – desde septiembre de 2010- también es una fundación orientada a facilitar la acogida de nuevos vecinos emprendedores en el medio rural.
El objetivo es la revitalización de los pueblos y la lucha contra la grave despoblación, que conlleva una «pérdida de valores culturales y de rasgos de identidad y sobre todo, agrava los desequilibrios territoriales» según señala la coordinadora del proyecto, Eva González. La organizadora de Abraza a Tierra comenta que se encuentran con muchas familias que aseguran que «sí, nos queremos ir a un pueblo y disfrutar de nu
El proyecto Abraza la Tierra es pionero en Europa, está formado por grupos de acción local que ayudan a las familias que desean tener un proyecto de vida viable en un medio rural. Hay perfiles muy diferentes pero todos con la misma idea, el cambio de vida, buscar el «algo más» que ya no se encuentra en las ciudades, la vuelta a las raíces.estra vida y de nuestro tiempo, pero no sabemos cómo».
González indica que «nos encontramos con casos de personas con estudios que nunca han vivido en un pueblo y que siempre han trabajado por cuenta ajena, y no saben cómo empezar un negocio autónomo en una zona desconocida sin vínculos con la administración». Por otro lado, están aquellas personas que nacieron en regiones desfavorecidas y fueron empujados a salir a las grandes ciudades. Ellos «nos cuentan que de pequeños nos enseñan que en el pueblo no hay nada, ni trabajo, ni gente, y que la ciudad es la solución a tu vida», indica Eva.
En las localidades más pequeñas es positivo contar con un vínculo que les pueda introducir como nuevos pobladores en busca de una vida más saludable, pero la respuesta de los vecinos es inmediatamente acogedora y familiar, y mucho más cercana que en la ciudad. «Los vecinos sienten que un extraño está haciendo algo por el pueblo, que monta un negocio, que genera trabajo y riqueza», explica la coordinadora.
Frente a los 1.000 emprendedores rurales que Abraza la Tierra ha conseguido sacar adelante, existen otras actuaciones que, a la inversa, pretenden exhibir un poco del mundo rural en la gran urbe. Es el caso de iniciativas como H2urbanO (www.h2urbano.com/), donde se fomenta el uso de la horticultura en pequeños espacios para que los urbanitas también tengan un contacto cercano con la naturaleza. «Pretendemos integrar en el día a día de hogares, comercios y espacios públicos un ambiente natural y ecológico que invite a llevar una vida más sana dentro de las ciudades», indica Marta González, responsable del proyecto.
Salud y educación, los hándicaps
Cuando el emprendedor emigra de la ciudad al pueblo con su familia, las condiciones y las exigencias en el lugar de acogida son diferentes. Mientras en muchos pueblos la asistencia sanitaria en ocasiones se limita a dos horas al día, donde en situaciones graves es necesario acudir a un hospital, en el caso de los colegios rurales lo que sucede es que se aglutinan niños de diferentes poblaciones cercanas, con lo que hay que usar transporte escolar público para llegar a la escuela. De hecho, la mayoría de los nuevos vecinos son conscientes de que tener un vehículo propio es casi imprescindible para la vida diaria.