En algunos deportes hay acontecimientos que son especiales y que engrandecen a sus campeones. En ciclismo es el Tour de Francia, en Fórmula 1 es el Gran Premio de Mónaco, en atletismo es la final de los 100 metros, y en el tenis es el torneo de Wimbledon. Esta edición es particularmente especial porque se celebran los 125 años del torneo, el más antiguo del circuito. Actualmente, muy pocos acontecimientos deportivos tienen una tradición tan larga; basta decir que el torneo se viene celebrando durante los tres últimos siglos. Si preguntásemos a cualquier tenista profesional con qué título le gustaría retirarse, la gran mayoría respondería que con Wimbledon. Y es que el prestigio asociado a vencer en la hierba de Londres no es comparable al de ningún otro torneo. En el Reino Unido la tradición se mima como en ningún otro lugar, y el estricto código de etiqueta durante la competición es un claro ejemplo de ese gusto. Los jugadores tienen que vestir de riguroso blanco. La publicidad está ausente en la pista, a diferencia de otros campeonatos, debido al sistema de patronazgo que sustenta al torneo. La tradición manda también que se sirvan fresas con nata durante toda la competición.
La familia real está muy vinculada al torneo y varios de sus miembros son espectadores asiduos; incluso la reina es la madrina de Wimbledon. Todo esto hace que durante dos semanas SW19 se convierta no sólo en una fiesta del tenis, sino en una celebración de lo británico. Los 125 años de historia han dejado numerosas anécdotas, pero pocas tan increíbles como la del año pasado cuando el estadounidense Isner y el francés Mahut se enfrentaron en un partido que duró más de 11 horas a lo largo de tres días. El resultado del último set fue 70-68. Lo curioso es que este año vuelven a verse frente a frente en la pista de Wimbledon. Otro dato interesante es que no hay un campeón británico en los individuales masculinos desde Fred Perry, y de eso hace ya 75 años.
En la edición de 2011 los favoritos siguen siendo Federer y Nadal, sin embargo la sombra de Djokovic es cada vez más alargada y puede que a principios de julio se convierta en el nuevo número 1 del mundo. Lo conseguirá con llegar a la final, sea quien sea el ganador del torneo. Es, sin embargo, Federer el principal jardinero de Wimbledon. Se siente cómodo jugando en hierba y su estilo se adapta perfectamente a esta superficie. Acumula 5 campeonatos, y no parece raro que se lleve otro.
Nadal es el otro rival a batir. Tras la final ganada en Roland Garros el mallorquín viene fuerte, a pesar de la derrota en hierba sufrida en el torneo de Queen’s. Rafa defiende título en un año en el que el nivel de sus competidores está muy alto. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en París, Nadal ha conquistado al público británico que le apoya y aplaude su juego. El propio jugador ha declarado que para él Wimbledon es el torneo más especial y el que más ilusión le hace ganar. Su tío y entrenador, Tony Nadal, le enseñó la importancia de triunfar en Londres cuando le explicaba que Roland Garros lo habían ganado ya muchos españoles. Wimbledon le haría distinto, le encumbraría; y así fue. En una final épica de casi 5 horas de duración y que muchos consideran como la mejor final que recuerdan, Rafael Nadal conseguía su primer título de Wimbledon ante su admirado Federer. Solamente dos españoles lo habían conseguido antes, Manolo Santana en 1966 y Conchita Martínez en 1994.
La gran esperanza británica es Andy Murray, que tras triunfar en Queen´s llega en un gran momento de forma, pero como tantas otras veces él mismo será su más difícil rival. En dicho torneo el francés Tsonga fue finalista, y tiene en Wimbledon otra oportunidad de reivindicar su juego de saque y volea a la antigua usanza.
No hay que olvidar que en el lado femenino Serena Williams defiende su título en un año difícil y marcado por las lesiones. Merece la pena recordar que las hermanas Williams han ganado 9 de las últimas 11 ediciones del torneo. Fue también Serena la que protestó por la diferente cuantía de los premios en el torneo masculino y en el femenino. Desde 2007 la cantidad que recibe el ganador es la misma para hombres y para mujeres.
Todo está en el aire y hasta que no se jueguen las finales no sabremos quiénes serán los ganadores, pero si hay algo seguro en Wimbledon es que durante el torneo va a llover. Es otra de las tradiciones asociadas a la competición, pero ya no se tendrán que suspender los partidos como antes porque desde 2009 se ha instalado un techo retráctil que cubre la pista central del All England Club.