A la izquierda David Cameron. En la imagen de la derecha, Nick Clegg.El 46 por ciento de la sociedad piensa que el nuevo Gobierno está realizando un buen trabajo, frente a un 36 por ciento que cree lo contrario, según un sondeo de ‘The Guardian’
El inusitado Gobierno británico de coalición formado por el conservador David Cameron y el liberaldemócrata Nick Clegg cumplió el pasado miércoles 18 de agosto sus primeros cien días en el poder.
Durante este periodo de tiempo, el Ejecutivo ha actuado de manera inmediata, guiado principalmente por la crisis y ha presentado el mayor plan de austeridad de los últimos treinta años del país, que pretende hacer frente a un déficit público que ha alcanzado niveles récords. A pesar de las extremas medidas anunciadas, gran parte de la sociedad británica parece apoyar la gestión de estos primeros cien días del Gobierno, si bien la popularidad del líder liberaldemócrata está aminorándose. Desde que el pasado 11 de mayo los liberales y conservadores alcanzaran un acuerdo para gobernar en coalición, el Ejecutivo no ha perdido el tiempo y se ha puesto manos a la obra desde el principio. Las medidas para afrontar la crisis económica en la que se encuentra inmerso el país no han dejado de florecer, aunque la mayoría de ellas no se han puesto en práctica todavía. A finales del mes de junio, el ministro del Tesoro, George Osborne anunció el plan de recorte para afrontar el elevado déficit del país, que ronda las 156.000 millones de libras (unos 175.000 millones de euros) y que supone alrededor del 11 por ciento del producto interior bruto (PIB) británico. El Gobierno ha asegurado que el propósito no es otro que revitalizar la economía del país. Los mecanismos que ha elegido para ello se centran principalmente en un exhaustivo recorte del gasto social y subidas impositivas. Todo ello con un plazo de cuatro a cinco años, el periodo de la legislatura. El Ejecutivo pretende ahorrar un total superior a 100.000 millones de libras, estableciendo el déficit fiscal en niveles estables, entorno al 2,1 por ciento. Con todo, Reino Unido aplicará el mayor recorte fiscal de los países que forman el G7.
Ajuste económico
Las principales medidas del austero plan se concentran en un incremento del VAT (impuesto al valor añadido) de 2,5 puntos, pasando del 17,5 por ciento al 20 por ciento en el mes de enero, y en un recorte presupuestario de los partidas ministeriales de un 25 por ciento durante cuatro años, a excepción de Salud y Ayuda Internacioinal.
Con la primera de las medidas, el Gobierno trata de ingresar unos 13.000 millones de libras anuales que, junto a los nuevos impuestos a los bancos a partir de 2011, la cantidad alcanzará los 15.000 millones de libras. Algunas de las medidas propuestas más controvertidas han sido el recorte a las prestaciones sociales, con las que el Gobierno tratará de ahorrar 11.000 millones de libras, la congelación de los salarios de los funcionarios que ganan más de 25.000 libras anuales durante dos años y el aumento de la edad de jubilación. A esto se suma también la aplicación de una reducción en el impuesto de sociedades. Anualmente, el resultado que el Ejecutivo persigue con este plan es que el adeudamiento público caiga por debajo de las 150.000 millones de libras este año, que en 2011 se sitúe en 116.000 millones de libras; un año más tarde en 89.000 millones de libras hasta llegar a los 37.000 millones en el ejercicio 2014/15, según señaló Osborne durante la presentación del paquete de medidas. Apoyo popular El Gobierno pidió el apoyo y la comprensión de la ciudadanía para llevar a cabo el ajuste económico y, a pesar de la austeridad del plan y de algunas medidas bastante impopulares, el Ejecutivo parece haberlo conseguido. En contra de la incertidumbre que generó la formación del gobierno en coalición entre liberales y conservadores, según una encuesta elaborada por el instituto ICM y publicada por el diario británico The Guardian al cumplir los cien días de mandato, el 46 por ciento de la sociedad cree que la coalición realiza un buen trabajo, mientras que un 36 por ciento se posiciona en el lado contrario. En cuanto a las extremas medidas de austeridad para lograr la recuperación económica, el sondeo, que se realizó a 1.001 personas días antes de que el Gobierno cumpliera sus cien primeros días, señala porcentajes similares: un 44 por ciento de los británicos las elogia frente a un 37 por ciento que las critica. Pero las buenas noticias no son para las dos partes de la coalición. La encuesta de The Guardian señala al mismo tiempo que el partido liberaldemócrata está perdiendo intenciones de voto, situándose en su nivel más bajo, con un apoyo del 18 por ciento (frente al 23 por ciento de los votos obtenidos en mayo), mientras que al lado del partido conservador se situaría un 37 por ciento de los encuestados. Aun así, de momento, Cameron y Clegg parecen continuar en lo que los medios de comunicación han dado en llamar «cien días de luna de miel», tras el anuncio de su «matrimonio» para la formación del Gobierno en coalición encabezado por Cameron. Sin embargo, aún falta porque se apliquen muchas de las restrictivas medidas anunciadas y para que la sociedad comience a percibir los recortes en el Estado de Bienestar y en los servicios públicos. Y aún quedan más medidas por venir en otoño…