Cuando nos embarcamos en la tarea de conocer la fauna de Londres, nos encontramos con amplia variedad de animales. Además de las omnipresentes palomas y ratones, que parecen haberse adaptado perfectamente a la vida urbana, podemos encontrarnos con patos que navegan con elegancia por los lagos y canales de la ciudad. O las simpáticas ardillas grises que corretean por los parques en busca de un bocado de algún turista. Sin olvidarnos de los escurridizos zorros urbanos, que emergen en las horas nocturnas para explorar los callejones de la capital británica.
Sin embargo, más allá de estas especies conocidas, en ocasiones, Londres nos sorprende con la presencia de otros animales que, a primera vista, podrían parecer inusuales en este entorno urbano. En esta exploración de la fauna londinense, revelaremos una lista de criaturas cuya existencia podría desconcertar tanto a los londinenses como a los forasteros, ofreciendo una perspectiva fascinante y a menudo desconocida de la biodiversidad en medio del bullicio de Londres.
1. Escorpión de cola amarilla
En un principio asociaríamos los escorpiones a climas muchos más áridos o desérticos, pero este especie de color negro y patas y cola amarillenta ha logrado adaptarse al clima húmedo y frío del sur de Inglaterra.
Este escorpión es endémico del norte de África, aunque también puede encontrase con cierta facilidad en España, Portugal e Italia. Es una especie de pequeño tamaño, llegando a medir poco más de cuatro centímetros, y siente predilección por espacios húmedos y oscuros. Se han visto ejemplares de dicha especie en Inglaterra desde 1860, si bien la frecuencia de avistamientos parece haberse incrementado drásticamente desde la 1970. Se cree que su llegada aquí fue accidental y que los primeros ejemplares llegaron ocultos en barcos de mercancías procedentes de Italia.
En Londres estos animales han logrado establecer varias colonias permanentes en zonas húmedas cercanas al Támesis, especialmente alrededor de Canary Wharf y al sur del mismo. Está considerada una especie invasiva, si bien su presencia apenas supone un riesgo para las especies locales y su número parece haberse estabilizado. Su picadura es inofensiva, algo más dolorosa que la de una abeja y sólo ataca si se le molesta.
2. Cotorra de Kramer
Con una larga cola y un llamativo color verde, estos pericos de cuello anillado de África están emparentados con las cotorras argentinas que pueden verse con facilidad en Madrid y Barcelona. A pesar de su simpático aspecto constituyen una especie invasora y muy agresiva y cuya expansión supone una amenaza para muchas especies locales en Europa.
En Londres se concentran en Richmond Park y algunos otros parques, y se estima que su número puede alcanzar los 50.000 ejemplares. Ha logrado expandirse por todo el país y se ha constatado la presencia de ejemplares en zonas más frías como el sur de Escocia. No se sabe con certeza como dicha especie llegó al Reino Unido. Pero se cree que se debió a una simple pareja que escapó de los estudios cinematográficos Isleworth durante el rodaje de la película The African Queen en 1951. O a un dúo que fue liberado por el cantante Jimi Hendrix en 1960 durante una visita a Carnaby Street.
3. Cangrejo señal
Es un cangrejo originario de Estados Unidos y Canadá que fue introducido en Suecia en la década de los 60 para reemplazar a las poblaciones de cangrejo autóctono que se habían visto afectadas por una enfermedad. Es una especie omnívora, cuya alimentación incluye vegetación, insectos e incluso animales de su propia especie. Tiene un carácter muy agresivo y es capaz de desarrollarse en distintos hábitats, desde pequeños arroyos a grandes lagos.
Estos animales que habitan en Londres pueden verse en humedales y canales, si bien las autoridades locales periódicamente llevan a cabo programas de control para exterminarlos. Estos cangrejos pueden llegar a medir hasta 15 centímetros, tienen una altísima tasa de reproducción y no tan sólo han logrado casi liquidar a las especies nativas de cangrejos (en especial el cangrejo blanco Austropotamobius pallipes) devorándolos sino también por ser portadores del hongo que produce la afanomicosis al cual son prácticamente inmunes.
4. Foca común
El tratamiento de aguas del río Támesis ha mejorado notablemente la calidad química de éste, lo cual ha provocado que en los últimos años se haya recuperado parte de la fauna que durante siglos han habitado en éste. La presencia de animales ha aumentado en su nacimiento y el delta, si bien en el tramo que pasa por Londres no se han producido incrementos significativos. No obstante, con cierta frecuencia se pueden ver focas comunes en el mercado de pescado de Billingsgate y sus alrededores, que vienen atraídas por la comida que trabajadores y locales le facilitan. La foca o focas se han visto en varios puntos del río desde hace años. Y en 2003 fueron noticia porque un ejemplar atacó a Levi Clarke, un profesor que nadaba en el río y que por error se acercó demasiado a una cría de foca.
5. Halcón peregrino
Es un animal cuya presencia peligró en la década de los 70 por el uso masivo de pesticidas, pero desde la prohibición de éstos y gracias a diversos programas de recuperación su población se ha estabilizado. Hoy en día es una de las aves de presa más extendidas, y ocasionalmente visita la capital británica.
Estos animales que se dejan caer por los cielos de Londres se caracterizan por su particular “ataque en picado” con el cual captura pequeños mamíferos y aves, y puede llegar a pesar hasta kilo y medio. Se han visto varias parejas en los meses de febrero y marzo en los alrededores del museo de arte contemporáneo Tate o en el estadio O2. La organización sin ánimo de lucro RSPB colocó durante varios años telescopios para seguir las peripecias de la pareja de halcones Misty y Houdini que solían anidar en las inmediaciones del museo.