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Ricardo Darín: “La democracia no es un estado natural de las cosas”

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Fotograma de la película Argentina 1985. / Imagen cedida por Premier.||Ricardo Darín junto a

Ni el jet lag ni las largas horas atendiendo a los periodistas parecían afectar al buen talante y humor que desprendía el actor Ricardo Darín al hablar de su nueva película, Argentina 1985. Tras la buena acogida que el filme tuvo en el festival de Venecia y en el de San Sebastián, donde adquirió el premio del público, Argentina 1985 se presentaba el pasado 8 de octubre en Londres, en el marco del London Film Festival.

Dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por Juan Pedro Lanzani y Ricardo Darín, la película narra la historia real de la llegada de la democracia a Argentina, a través del Juicio de Juntas, organizado por los fiscales Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo. Un proceso judicial que se asemeja a la lucha de David y Goliath, con unos héroes muy jóvenes que van de la mano de su guía, Strassera; y que intentarán por todos los medios perseguir a la dictadura militar de Videla.

En un salón del hotel Ham Yard, en pleno corazón de Londres, un Darín sonriente ocultaba sus ojos azules con unas gafas de sol y, con la ilusión de aquel que adora su trabajo, nos comentaba en exclusiva para El Ibérico cómo fue la tarea de preparar el personaje real de Julio Strassera. “Con naturalidad. Rescaté cosas de su personalidad que me parecieron valiosas como su sentido del humor. Hay muchas personas que lo consideraban huraño, distante… a mí eso me causa un poco de gracia, porque pienso que la gente es así porque tiene un sistema de defensa”.

El argentino, en su primera vez interpretando a un personaje histórico, afirmaba que en ningún momento pretendieron imitarlo, hasta el punto de incluso no cambiar el color de ojos a Darín, de un azul cielo, a los oscuros de Strassera. “Fue un motivo de charla con la productora. Decidimos no hacer nada forzado. Mucha gente sabe que yo soy de esta forma y al cambiar el color de los ojos hubiese llamado la atención. Queríamos que todo transcurriera con la mayor naturalidad posible y nos apoyamos en cuestiones humanas más que físicas. Respetamos cosas de la época como son el bigote, el tipo de gafas, los encendedores o el hecho de que la gente fumaba muchísimo. (…) El guión era lo suficientemente impactante como para no preocuparme demasiado en esos aspectos y poder dejar llevarme llevar de forma relajada por éste”.

Argentina 1985 ricardo dar'in
Ricardo Darín junto a uan Pedro Lanzani.

«Los jóvenes deben ir a ver Argentina 1985 «

Y es que, el galán argentino que sigue levantando pasiones con cada una de sus apariciones cinematográficas, suspira y se derrite por una buena historia, dejando a un lado la grandilocuencia que emana Hollywood. “Esta cosa de que no me vas a poder decir que no porque soy Hollywood… ¡Mira como te digo que no! Pero son cuestiones personales de puro cabezón que soy. No me gustan los atropellos en ninguna de sus formas. Los físicos, los verbales, los psicológicos, los económicos… Te pongo encima de la mesa Nueve Reinas y dime que no. Eso es un atropello también. No me movilizan mucho los nombres. Se me han caído tantos del pedestal…”.

Humilde y cercano, el protagonista de El Secreto de sus ojos se mostraba relajado y, con un guiño de ojos y sonrisa de medio lado, nos concedía unos minutos más de su tiempo, a pesar de la urgencia que los organizadores de las entrevistas mostraban cada vez que se asomaban por la puerta del lujoso hotel. “Easy, easy…” bromeaba Darín, mientras hacía hincapié en la importancia de que la juventud vea el filme. “No es para torturar a la gente joven o atormentarla pero es importante saber que la democracia no es un estado natural de las cosas y que depende mucho más de lo que creemos de la participación y de la injerencia que cada uno de nosotros tiene en eso. El no callarse, el no dejarse tocar el culo, el escuchar los reclamos por los derechos humanos, en defender a los grupos que son atropellados, violados, atormentados, ninguneados…”.

«No me gustan los atropellos en ninguna de sus formas. Los físicos, los verbales, los psicológicos, los económicos… Te pongo encima de la mesa Nueve Reinas y dime que no»

Darín mantiene la compostura ante un tema que le ha tocado de cerca vivir, a la edad de 28 años. “Me acuerdo perfectamente porque fue el principio de la recuperación de la democracia. Estábamos todos muy contentos obviamente, fue algo así como el destape español (…) “El juicio no fue retransmitido por televisión ni siquiera por radio. No existían los celulares, todo estaba en mano de los que decidían contarte las cosas y realmente llegaba con un retraso de 2 ó 3 días después. Las imágenes eran sin audio”. De hecho, entremezcladas con las escenas del filme se pueden encontrar piezas reales de estas imágenes del momento del juicio, para otorgarle quizás una calidad de documental al filme. “Fue un periodo de historia de mucho dolor, muchas pérdidas humanas, mucho sufrimiento, angustia, familiares de las víctimas, víctimas que sobrevivieron. Estos son parte de los que dieron los testimonios que son de alto impacto y que fueron los que ayudaron a que esto fuera reconocido de alguna forma”. Darín, hace hincapié, utilizando frases originales de la película, en la importancia de que la clase media se involucrase en el proceso. “Peter Lanzani dice algo como: ‘Todos sabemos esa tendencia de la clase media de acompañar todos los golpes militares. Es necesario que sean ellos los que se enteren de lo que ocurría’”.

Darín se quita las gafas tras un breve silencio y sus ojos claros brillan más que nunca. “Me fui por las ramas…”, afirma riéndose. “¡Pero es que las ramas son interesantes!” (…) “Es un guión que te va llevando, estés o no al tanto de lo que ocurrió en 1985 en Buenos Aires en la República Argentina en el culo del mundo. Cuando llegas al final estás en la primera línea, agarrado al alambrado gritando justicia. Es emocionante”.

Una emoción contagiosa que deja buen sabor de boca al final, también, de una entrevista con uno de los mejores actores del panorama actual que, a sus 65 años, bromea con su deseo de dejar de trabajar. “No no, no voy a dejarlo. ¡No me van a dejar!”. Y con una sonrisa se despide, mientras el siguiente periodista espera ansioso su charla con Ricardo Darín, el galán argentino que a partes iguales rompe corazones y los patrones convencionales de la industria cinematográfica de hoy en día.

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